martes, 17 de abril de 2012

Libros / Opinión - "Moonraker" (1955)


"Moonraker" es un libro diferente a lo que Fleming hizo respecto de sus dos novelas anteriores. Después de mucho leer su obra y a sus analistas, entendí que a pesar de que escribía bajo un esquema fijo, Fleming siempre intentó abordar la narración de sus historias desde puntos de vista diferentes.

Portada de edición  inglesa de "Moonraker" 


En "Casino Royale" arrancó por una base conocida, su propia experiencia durante la Segunda Guerra observando a un grupo de agentes nazis jugando en casinos de Portugal, y eligió el conflicto amoroso para presentarnos el perfil de Bond en rasgos generales.
Con "Vivir y Dejar Morir" tomó una postura más arriesgada y, haciendo pie en tópicos sociales  controvertidos para la época (ver nota), eligió enmarcar la aventura de Bond en un cuadro más exótico y aventurero.
Para su tercer libro, "Moonraker", decide complicarse la vida y presentar el capítulo de turno de la aventurera vida de Bond a través de una trama por momentos un poco forzada y poco comprensible desde lo formal.
Bond está en uno de esos períodos del año en el que sus servicios Doble Cero no son requeridos. El aburrimiento y el hastío perjudican a los agentes de la sección que están inactivos. Por lo tanto el jefe M decide romper ciertos códigos y la rutina solicitando la ayuda de Bond de manera personal. 
Hay un personaje muy afamado en círculos sociales de Londres que es descubierto haciendo trampas jugando cartas en rutinarias reuniones de clubes de hombres. Si el susodicho fuese un ilustre desconocido, solo sería puesto en evidencia y desterrado del circuito exclusivo de entidades elitistas de caballeros. Pero resulta que el estafador en cuestión es el nuevo mecenas del gobierno de su majestad, Sir Hugo Drax, millonario filantropo que decide donar al gobierno británico la tecnología y el dinero para desarrollar un  misil defensivo de características continentales. Cualquiera que ose desafiar al Reino Unido dentro de Europa, debe saber que éste posee la capacidad de golpear a un potencial agresor a distancia y con un arma capaz de transportar la misma carga mortal que los japoneses sufrieron en Hiroshima y Nagasaki.





¿Cómo manejar el bochorno de que semejante figura pública estafe a sus compañeros de juego en algo tan intrascendente como una partida de cartas?
M echa mano de las habilidades y gustos del Comandante Bond y lo invita a participar de una partida con el benemérito Sir Drax, divirtiéndose y cosechando unas libras en ganancias libres de impuestos, al tiempo de descubrirlo y escarmentarlo en la privacidad de la mesa de juego, pero haciéndole entender que lo mejor es desistir de la poco elegante actitud de estafar a sus colegas.
Este, si se quiere gracioso punto, es el inicio de un camino largo y tortuoso que Bond deberá recorrer para poner al descubierto la mayor conspiración que Inglaterra afronta desde la intención de Hitler de invadirla. Y por cierto que es bastante interesante de abordarla.

Primero, Fleming acepta el reto de superarse un poco respecto de sus anteriores libros complejizando la trama y el planteo del conflicto; y segundo, aprovecha de forma ordenada y directa para revelar detalles de la vida íntima de Bond, aprovechando la falta de urgencia y de crisis con la que abre esta historia. 
Es decir, no tenemos nada más urgente de que ocuparnos, entonces comienza a revelarnos pequeños detalles cotidianos de la rutinaria vida del Comandante.



Edición de la Editorial Albón con detalles interesantes de gráfica. La foto
que ilustra la tapa refleja muy bien el personaje de Sir Hugo Drax
aunque sin corresponder al personaje compuesto para el filme.
El fotograma de contratapa corresponde a otro filme Bond.
Para el momento de la edición del libro el filme aún no se había realizado.
De tal manera nos enteramos como al pasar que Bond es, ademas de espigado y alto, un tipo de espaldas anchas. Al menos así lo indica una observación en momentos en que sale de un ascensor, yendo desde el polígono de tiro en los subsuelos del edificio del Servicio hacia sus oficinas.
Se hace una descripción interesante de este lugar en el que pasa gran parte de su tiempo entre asignación y asignación. El Servicio mantiene en activo solo a tres agentes Doble Cero y todos comparten un mismo lugar de trabajo. Un amplio y espacioso despacho amueblado con tres grandes escritorios y mobiliario necesario para el trabajo de oficina.
Aquí nos enteramos del nombre de otro Doble Cero, Fairbanks, quien se halla descansando brevemente en Berlín luego de una misión, mientras que el otro Doble Cero en activo, 0011, esta a ese momento extraviado en algun lugar de Singapur en el marco de una misión en desarrollo.
Gran parte del tiempo que Bond pasa en la oficina se dedica a revisar expedientes relacionados con su trabajo; generalmente información que debe asimilar para estar mejor preparado acerca de lo que va a encontrar en el campo de acción cuando le toque salir a él.
Esto sumado a practicas de tiro, adiestramiento físico y alguna que otra interconsulta con departamentos afines del gobierno, es el grueso del trabajo que un anónimo funcionario del servicio afronta día a día.
Fuera de esto, la vida de Bond transita por una rutina tan chata como improductiva a los ojos de cualquier mortal que pueda analizarlo.
No tiene ningún tipo de planteo espiritual, religioso ni existencial. Toma la mayoría de sus comidas en la cantina del servicio o en alguno de los clubes de hombres que un par de veces a la semana frecuenta después del trabajo.
Sus otras actividades son el golf, el cual juega generalmente los fines de semana, y el descanso en su modesto departamento de dos habitaciones atendidos por May, una mujer escocesa entrada en años que funciona como su ama de llaves.
Acorde a esta filosofía pasatista, sus vínculos afectivos se limitan a las tres relaciones que mantiene con sendas mujeres casadas. Una garantía para asegurar que ninguna progresará más allá de lo sexual y casual.
Su renta anual es bastante modesta, pero compensa ese monto con los extras que obtiene de los reembolsos que obtiene de sus viajes en las misiones que cúmple. No obstante esto, considera que acumular efectivo o posesiones es improductivo, por ello mantiene en un mínimo el monto de una cuenta de resguardo y el resto lo dedica a gastos y a inversiones en gustos particulares. Sostiene la postura de que a su muerte, por falta de herederos, quiere legarle al estado la menor cantidad de dinero posible.
En las siguientes entregas de las notas en que desarrollaremos el análisis de "Moonraker", habrá mas detalles de la vida de James Bond, además del análisis de la novela en sí.


Poster del filme de 1979. Como se ve, pocos elementos del libro original fueron conservados para el guión.




1 comentario:

  1. me encanta james bond lo segui en un monton de sus peliculas antiguas siendo yo bastante joven. me gusta tambien cuando hacen un rediseño de sus peliculas para hacerlas modernas. en uno de mis apartamentos en buenos aires tengo el poster de esa pelicula!

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