Capítulo
4
Punto de
salto de la Flota
“Golpe de Puño”
El navío de comando del General Kensheere voló a
unirse al grupo de batalla que lo escoltaba y, desde allí, el hombre que estaba
a punto de cambiar el curso de la historia se dirigió directo al acorazado que
utilizaba desde el principio de su campaña como base de mando para la Flota.
El “NLO Temerario” era el más
importante de todos los navíos de la flota, tanto por tamaño y capacidad
operativa como por poder de fuego. Su tamaño doblaba al de un Portanaves de la
clase más grande (lo cual ya era mucho decir); su tripulación orgánica (seres
vivos) estable era de veinte mil miembros, número que se triplicaba al estar en
acción de guerra como en ese momento; los tripulantes no orgánicos alcanzaban a
otros quince mil. El total de tripulantes que albergaba el “Temerario” en momentos
previos al salto era de casi setenta y seis mil miembros, haciendo un recuento
meticuloso.
A su alrededor se iban agrupando los demás componentes
de la flota, a la espera de la formación definitiva que los llevaría al otro
lado de la galaxia, a las puertas de Saurise y de los otros dos sistemas. El “Temerario” lideraría la fuerza de tareas dirigida
a Saurise; otro acorazado de menor tamaño el “NLO Aventurero” actuaría
como insignia de la Flota
que atacaría Xsartys y Tud-Dommne.
Cuando el último navío se unió al grupo, se dio
comienzo a un minucioso control de supervisión por parte del comando que
dirigiría las acciones de guerra, administrando el movimiento de las fuerzas y
determinando los tiempos de acción de las mismas. Una vez que todo estuvo en
orden, Kensheere tomó asiento en el lugar del comandante en el puente de mando
del “Temerario”
y pasó revista al lugar, según era la tradición antes de emprender una campaña
como la que iba a enfrentar. Cuando todos sus oficiales de mando dieron el
visto bueno reportando la operatividad de los distintos sectores a su cargo,
Kensheere se dirigió a su primer oficial para dar la orden de despliegue.
- Número uno, ¿tenemos a la flota en condición de
despliegue?
- Afirmativo, señor. Estamos en condiciones de iniciar
la división de la fuerza y programar el salto.
- Recibido, Número uno. Número dos, ¿está listo para
el salto?
- Listo, señor, a la espera de su orden.
- Pues ejecuten dispersión. Número uno, ordene al
comando central que comience la división de fuerzas.
- División de fuerzas, sí, señor. Comunicando.
- Número dos. Inicie programación de salto y coordine
con el comando el momento para efectuarlo.
- Programación de salto iniciando, señor. Se establece
contacto con el comando, señor. A la orden.
Las ordenes fueron corriendo por la cadena de mandos y
al instante una frenética y a la vez prolija actividad se desató en el puente
de mando y en los sectores periféricos desde los que se controlaban las
funciones del navío y las comunicaciones con los demás elementos de control. En
el espacio, las naves comenzaron a tomar distancia unas de otras dibujando
lentamente dos grupos compactos, y armaron una formación a lo largo que
permitiría ir haciendo el salto una a una sin peligro de colisión.
Les llevó menos tiempo del que pensaban completar la
agrupación y, cuando ésta terminó, se radió la orden de salto de inmediato.
Cada grupo fue tomando velocidad, separándose del otro
y cuando estuvieron a una distancia segura, las naves cobraron rápido
movimiento hacia delante, provocando remolinos de luz y estática al alcanzar el
punto de aceleración que las proyectaba a una brecha abierta en el
hiperespacio. Los estallidos de luz se sucedieron unos a otros en rápida sucesión. Las últimas naves en saltar
debieron echar mano a programas de estabilización, a través de los computadores
de abordo, debido a la turbulencia causada por la estela que cada una dejaba
detrás de sí al dejar vacío de golpe el lugar que antes ocupaba.
Momentos después una gigantesca nube, formada por
descargas estáticas y gases remanentes, de color ámbar azulada, quedaba en el
vasto lugar que la flota había ocupado; lentamente el espacio circundante fue
retomando su equilibrio molecular y, para cuando las primeras formaciones
aparecieron donde los programadores habían pronosticado, los rastros del salto
se habían esfumado por completo.
Saurise
T´Hur era uno de los únicos dos planetas que
conformaban el Sistema Saurise. Su geoestructura estaba conformada por seis
grandes continentes y vastos mares que se veían claros y contrastantes, de un
color azul brillante y oscuro, desde la órbita cercana. Las tierras alternaban
grandes planicies de un verde intenso con altas tierras que se elevaban, a
veces suave, otras bruscamente, cerca de
las costas para caer sobre el mar en forma de acantilados imponentes.
Su clima variaba con una cadencia que los habitantes
ya conocían a la perfección; períodos de sol y cielos despejados, seguidos de
temporadas de cielos cubiertos de gruesos nubarrones arrastrando baterías de
tormentas, para terminar en largas jornadas de lluvias intensas que precedían a
la estación de sol y viento para que el ciclo milenario volviera a comenzar.
El planeta se dividía en ocho comarcas; la llamada
Comarca de las Tierras Altas era una de las dos más extensas y ocupaba un
territorio que abarcaba tanto mares (tres: al sur, este y oeste) como tierras,
al norte. La región de las Tierras Escarpadas albergaba la ciudad fortaleza de
Wescren, sede del gobierno de la comarca bajo el control de Lord Rivan, en
medio de una extensa llanura rodeada de
tierras altas que protegían el lugar de los fuertes vientos marinos,
provenientes de sur, y de las heladas ráfagas del norte, nacidas en la precordillera
tras la cual comenzaban los territorios de Sejend, la comarca vecina.
Las primeras naves que aparecieron en la periferia de
la órbita exterior del sistema fueron tres portanaves y diez destructores de
escolta, que comenzaron a hacerse cargo de los pocos sistemas de vigilancia
autónomos, borrándolos del espacio con certeras descargas de sus cañones
secundarios. Los portanaves se desplegaron lo suficiente como para que sus
áreas de despliegue no se superpusieran y empezaron a despachar escuadrones de
ataque desde sus pistas de lanzamiento interiores. En breves momentos,
enjambres de veloces aviones de combate se precipitaron hacia las fronteras del
sistema e invadieron su espacio interior sin encontrar resistencia. Eligieron
T´Hur como primer blanco, por concentrar allí la mayor organización de defensa
del sistema. Cuando las redes de alerta temprana comenzaron a funcionar, la
fuerza invasora ya había penetrado la órbita de Ayles, el otro planeta del
sistema, y sus centros de comunicación estaban bajo ataque. Dos certeras
pasadas fueron suficientes para diezmar la red primaria y permitir a los
aviones concentrarse en objetivos específicos, previamente seleccionados.
Xsartys,
Tud-Dommne
Aproximadamente ciento treinta ciclos planetarios
atrás, Xsartys era un sistema que nucleaba en un solo esquema los seis planetas
que actualmente formaban el propio Xsartys y Tud-Dommne. La explosión de una
estrella lejana al sistema, pero con una precisa y compleja influencia
gravitatoria originada en fuertes flujos de circulación de energía plasmática,
determinó que un agujero negro se formara forzando los regímenes
gravitacionales del sector. La consecuencia fue un reordenamiento de los
cuerpos celestes que aún en la actualidad continuaba; este reordenamiento determinaba
una derivación de los cuerpos en dirección al agujero y si bien el movimiento
llevaría unos mil ciclos más para completarse, lo específico decía que tanto
uno como otro sistema estaban condenados a desaparecer. El resultado inmediato
había sido la separación cada vez más marcada de un grupo de tres planetas de
los otros tres; a tal punto que poco después de iniciado el proceso, la
división territorial determinó la
creación de un nuevo sistema denominado Tud-Dommne. A pesar del cambio, tanto
la estructura física como las razas que los poblaban y el gobierno que los
regía, determinaban que ambos sistemas eran gemelos.
Vistos desde el espacio, los planetas mostraban
superficies cubiertas en partes iguales de grandes masas de agua y millares de
islas de distintos tamaños formando extensos archipiélagos. El clima era cálido
y no variaba casi nada a lo largo del tiempo; solo de vez en cuando una
tormenta agitaba sus calmas y cálidas aguas y producía en las corrientes alguna
alteración de poca importancia.
Los habitantes de ambos sistemas mantenían su cultura
enmarcada en un ritmo que poco había
variado desde que aparecieron como etnia largo tiempo atrás. Eran amantes de
las tradiciones y las viejas formas de vida, establecidas en tiempos en que la
tecnología aún no había acelerado el proceso de desarrollo y desintegración de
tantas sociedades; por lo tanto, trataban de mantenerse fieles a una forma que
les dejaba mas cerca de sus orígenes que del futuro. Pero eso no los
atormentaba. Se mantenían ajenos a los avatares de otras culturas y se
relacionaban con el entorno de la forma más básica posible.
Justamente este criterio fue lo que determinó el curso
de los acontecimientos posteriores a la aparición de una pequeña fuerza que
ostentaba el símbolo de las Legiones de la Inmensa Oscuridad.
Los navíos habían salido del hiperespacio lejos de los sistemas, navegando
tranquilos por el espacio el último trayecto que los dejaba a las puertas de
Tud-Dommne. El azar comenzó a jugar en contra de la fuerza invasora cuando un
navío de comercio detectó los movimientos de un grupo inusual de naves en la
zona.
Amenazados permanentemente por piratas y cazadores de
recompensas, que navegaban esperando oportunidades de pillaje, los hontties
(ambos sistemas eran habitados por etnias de raza hontt) se veían obligados a
ceder en sus preferencias culturales acerca del uso de tecnología, a cambio de
obtener mayor seguridad para sus transportes, y debieron equipar a los mismos
con poderosos sistemas de detección que aseguraban evitar desagradables
sorpresas. Estos sistemas permitían a los transportes vigilar el espacio
circundante, mucho mejor que cualquier nave utilizada por la piratería. Por lo
tanto, nadie podía acercarse sin ser detectado a tiempo para tomar
precauciones.
El capitán del mercante registró la lectura que los
instrumentos le ofrecieron y la encriptó, transmitiéndola por los canales de
alta velocidad disponibles en los equipos. La señal alcanzó la red de
comunicación interna del sistema mucho antes de que la fuerza de invasión
entrara en la órbita exterior del sistema. La armada honttie era una fuerza
militar modesta pero muy bien pertrechada gracias a que contaba con excelentes
recursos comerciales, lo cual se traducía en equipamiento e instrucción de
primera clase. Era obvio que no podrían evitar una acción de envergadura en su
contra, pero siguiendo el adiestramiento aprendido de aquellos que poseían
mejor experiencia, seguramente evadirían mucho mejor cualquier situación de
peligro.
Las únicas dos estaciones de vigilancia que tenían,
posaron sobre la formación que se acercaba la mayor cantidad de instrumentos
posibles, evitando a su vez ser descubiertos. Cuando, de acuerdo al curso que
seguían, las intenciones se hicieron evidentes, los responsables de mando
tuvieron la feliz precaución de irradiar una señal codificada para poder ser
captada por una de tantas estaciones de rastreo que el Imperio tenía
diseminadas por la zona.
Acto seguido, se dispuso acechar al enemigo esperando
que diera el primer paso. Como en las guerras primitivas que antiguamente los
hontties libraban, no sería la tecnología su carta de triunfo; utilizarían la
astucia, la sorpresa y el conocimiento del medio para plantarle lucha a los
Oscuros.
NCS - Sulus, nave de transporte de la Casa Smithsak
Fuera de los límites de Paxthis
Abordar las naves que los trasladarían de Paxthis a
T´Hur demandó mucho más tiempo del que Alak había calculado, por lo cual al
momento de emprender el viaje se sentía molesto, además de inquieto. Gastó toda
la energía que pudo recorriendo las instalaciones y supervisando todo lo que
pudo, antes de retornar al puente de mando y hablar con su capitán acerca del
tipo de viaje que tenían por delante. “Planificar
y dejar correr” había dicho el capitán del “Sulus”; tal era la descripción
de aquellos viajes que se hacían casi por remoto. Una vez planificada la
ruta de vuelo y asignadas las guardias rotativas de los navegantes, pilotos y
oficiales de servicio, solo quedaba vigilar y dejar correr, como decía el
capitán.
“Fantástico” pensó Smithsak “Voy
a morir de inactividad en cualquier momento”.
Pero antes de que se acomodara a la idea Haffez y
Apoth entraron en el puente de mando pidiéndole que se reuniera con ellos.
Ambos lo miraban fijo con los rostros levemente tensos. Aunque trataban de
disimular frente al resto de la tripulación, Smithsak tomó nota de la engañosa
actitud de serenidad que adoptaba el armero cuando algo no andaba bien, así
cómo de la rigidez de los músculos de la mandíbula en el otro viejo camarada.
Salieron al pasillo y desaparecieron por los
corredores caminando con paso enérgico hasta que pudieron encerrarse en el
camarote privado del capitán.
- ¿Qué hay ahora? Díganlo rápido por favor, no creo
soportar mucho más esta situación de nada absoluta.
Los otros se miraron. Apoth entendió qué, por una
cuestión de cercanía afectiva, era Haffez a quien le correspondía hablar. Los
ojos claros del armero de piel morena se hallaban serenos cuando los enfocó
directo a los de su Señor.
- Tropas Oscuras han entrado en Saurise y en Xsartys y
en Tud-Dommne, los sistemas gemelos.
- ¿Qué? Los ojos de Smithsak adquirieron la dureza del
acero y su ceño se frunció de repente.
- Invasión – anunció Apoth mientras extraía un
reproductor holográfico de entre sus ropas y lo ponía sobre la mesa.
- Esto llegó directo al equipo de comunicación de
campaña. Nadie a bordo sabe nada todavía.
Lo conectó y se
retiró cruzándose de brazos dispuesto a escuchar por segunda vez el mensaje del
jefe de la Guardia
Personal de Lord Smithsak.
El oficial se
corporizó en una figura del tamaño de una botella y comenzó a hablar fijando la
vista en algún punto detrás de los espectadores.
- Este es un mensaje para el Comandante Smithsak
directamente radiado por Lord Smithsak. Estamos siendo invadidos por Legiones
de la Inmensa
Oscuridad. El avance de las tropas es total; hemos sido
sometidos a bombardeos y se espera el desembarco de tropas de un momento a
otro- el hombre hablaba con urgencia, sabiendo que el mensaje podía cortarse en
cualquier momento.
- Las comunicaciones han sido bloqueadas y el planeta
está aislado. No sabemos que pasa en las demás comarcas, pero suponemos que
están en situación similar a la nuestra. Por orden directa de Lord Smithsak,
usted deberá dirigirse a Xsartys y colaborar allá con lo que pueda para evitar
el ingreso de Tropas Oscuras al sistema. Es todo lo que hay para decir. Si es
posible, volveremos a contactarnos. El mismo mensaje intentará ser enviado a la Flota Imperial para
que acuda en nuestra ayuda- el hombre se quedó de repente en silencio mirando
fijo al artefacto que grababa su mensaje sin saber que decir, el rostro con
expresión ausente debido a la confusión o tal vez el miedo. Luego volvió en sí
y cerró la comunicación- Fin del mensaje, y que El Creador nos permita ver la Luz - la imagen se diluyó tras
una breve descarga de estática.
- Mi padre tenía razón. Algo se estaba planeando -
rezongó Alak llevándose ambas manos a la cabeza, echando hacia atrás la corta
melena negra dividida en dos - La pregunta es que hacer ahora.
- Debemos poner proa a los gemelos sin pérdida de
tiempo, es lo primero- terció Haffez.
- Sí. Debemos comunicar esto al capitán. Si las
comunicaciones están siendo controladas, debemos suponer que esto es solo la
antesala de un movimiento mucho más importante.
- Van a ir sobre Onseron. No cabe duda de ello-
sentenció Apoth.
- O sea que estamos en medio del estallido tan temido.
- Eso parece.
- Tahr, reúnete sin pérdida de tiempo con Insis y
Nkay. Hagan un recuento minucioso de lo que disponemos en cuanto a hombres y equipo.
Necesito saber al detalle con qué contamos y con qué no, para decidir cual será
la mejor manera de obrar al llegar a los gemelos.
- Voy en camino - salió de inmediato con la capa
flotando tras sus pasos.
- Tenemos que hablar con el capitán. Debemos cambiar
el curso hacia Tud-Dommne de inmediato. En el camino pensaremos qué curso de
acción vamos a tomar.
Apoth asintió y siguió a su comandante al encuentro
del capitán de la nave. La inactividad se había acabado.
Todo el material aquí volcado es de propiedad intelectual del autor, Marcelo Branda, y esta resguardado por el correspondiente registro en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual de la República Argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario