viernes, 28 de noviembre de 2014

Hemos Leído... "El Ojo del Tigre" - Wilbur Smith (1975)





No es éste el ejemplar, pero así era el libro que compré en un kiosco de diario en la esquina de Mitre y San Lorenzo, en San Martín, una tarde lluviosa de mayo de 1977.
Algo me llamó la atención y leí la contratapa. Dí una hojeada al interior y descubrí que parte de la trama (aún no sabía a ciencia cierta de que trataba) citaba una exploración de buceo en un arrecife coralino.Suficiente; era todo lo que necesitaba saber para llevarlo. Pero el dinero no me alcanzaba; entonces el kiosquero que me conocía de vista me dijo "Llevalo y mañana me traés lo que falta".
Mi ejemplar actual


Así, gracias a ese gesto, entré al mundo mágico de un escritor sudafricano de nombre simple y común: Wilbur Smith y a partir de allí inicié con él un lazo que perdura hasta hoy luego de casi cuarenta años y más de diez libros después. Hoy tengo un ejemplar que compré hace tiempo, pero que no es el original. Aquel pasó por tantas manos que acabó destruido y luego perdido. Ese libro hizo que mis amigos de la adolescencia Martín y Carlos abrieran su curiosidad al autor. Martín conseguiría meses después "Cuando Comen Los Leones", Carlos empezaría por "El Ojo del Tigre" y se enamoraría definitivamente de sus historias con "Voraz Como El Mar" y todos los siguientes libros que desarrollarían la Saga de los Courtneys.
"El Ojo del Tigre" marcó una huella importante en mi imaginación de esos años. 


De Como Harry Fletcher Se Convirtió En Mi Mentor


El buceo era mi obsesión desde que tuve uso de razón. Una vuelta alguien apareció en mi casa con un juego de bolos que tenía doble uso: traía una serie de bolas plásticas para jugar bowling y unos aros para arrojar y ensartar en el cuello de los pinos de plástico.
Nunca los usé de esa forma. Lo único que usaba era uno de los aros que cubría justo el contorno de mi cara y atándole un elástico de costura lo convertí en una imaginaria luneta de buceo.
Así presentaba "D´artagnan" una versión en
formato de historieta al libro en 1977
Otra prueba de mi obsesión, y estoy hablando de cinco años máximo, era un oso no más grande que un sachet de leche que llevaba adosado a la espalda un tubo metálico de "Redoxón" simulando un tanque de oxígeno como el que Mike Nelson usaba en "Caza Submarina".
Con catorce años, justo al momento en que "El Ojo..." cayó en mis manos, yo luchaba por aprender a bucear en una Buenos Aires que lejos estaba de proveerme de lo que necesitaba. Entonces, el libro de Smith se convirtió en mi boleto a la liberación y la forma de "sumergirme" en un mundo un poco más acorde a lo que yo era en ese entonces...

Harry Fletcher vive en una de las 115 islas que forman el archipiélago de las Seychelles, éstas que se pusieron de moda hace poco en los medios argentinos. Ubicar el lugar me llevó un tiempo; no tiene referencias exactas, pero con las pistas que fuí desgranando con el correr de la historia puedo decir que la trama transcurre en algun lugar al norte del canal formado entre el continente africano a la altura de Mozambique y la Isla de Madagascar.
Allí Fletcher vive en una cabaña junto a la playa, solo, regentea un barco de su propiedad y se dedica, entre otras cosas, a su alquiler para excursiones de pesca. Recibe adinerados clientes de diferentes países, principalmente europeos, que desembolsan buenas sumas de dinero con tal de que el buen Harry les lleve al encuentro de un buen pez espada.
Cuenta con dos ayudantes fieles y particulares: el joven Angelo, un muchacho de ascendencia gitana aficionado a las jóvenes bellezas de la isla, soltero crónico y gustoso de meterse en alguna que otra pelea de viernes por la noche, y el bonachón de Chubby Andrews, hombre maduro de buena complexión y eterna cara apática que disfruta de una vida apacible repartida entre su matrimonio de toda la vida con la Sra. Andrews y el trabajo con Harry que lo rescató de una anónima y limitada vida como pescador de costa.
La edición de "Círculo de Lectores"
que se vendía en ésos días
Entre los tres llevan adelante el negocio que Fletcher estableció cinco años atrás y que para la primera mitad de los años setentas da buenos frutos; eventualmente, cuando la temporada va mal o algún imprevisto se presenta, la tripulación cambia las excursiones de pesca para hacer una visita al continente de la forma más discreta posible y "colaboran" en el traslado de mercadería poco convencional.
Gente, armas y colmillos de elefante cazados de manera ilegal son el objeto de transporte con el que Harry Fletcher compensa épocas de ingresos magros. Hasta ahí, el equilibrio es estable, la vida rutinaria y el futuro previsible. Hasta que un hecho altera esa rutina.

Fred Cocker administra un doble negocio en la Isla de St. Mary. Su local funciona alternativamente como agencia de viajes y turismo y como funeraria. Él es quien le consigue los clientes al capitán Fletcher. Mientras la tripulación festeja los dividendos dejados por el último viaje, el Sr. Cocker se presenta con una noticia buena y una mala, aunque a la larga no se sabrá cual es cual,
La mala, es que el siguiente cliente de pesca ha cancelado su visita y el final de temporada esta cerca. La falta de trabajo va a complicar el resto del año hasta que vuelvan los meses altos.
La buena, dada justo antes de que Fletcher se ponga violento, es que alguien aprovechó el hueco para solicitar sus servicios de manera inmediata.
Grupo de tres se presenta al día siguiente; Fletcher huele algo extraño. Uno es un tipo mayor con todas las características del gangster medio, un matón desagradable por donde se lo mire lo acompaña y el que cierra el grupo es un jovencito de no más de veinte años que no encaja ni por asomo en el irregular trío.
La excursión que planean no es de pesca. La tripulación de Fletcher no es necesaria. Los costos de contratación se triplican y el capitán y su barco se hacen a la mar con más dudas que certezas ¿Qué buscan los visitantes? ¿En qué amenazan la plácida vida del capitán instalado pocos años antes en la paradisíaca isla? ¿Qué pasado oculta Fletcher detrás de la apariencia gallarda del capitán maduro, aventurero y solitario?



Ingredientes Para Un Buen Conjunto


Siempre me llamó la atención, como en el caso de cientos de libros más, que "El Ojo..." no haya sido aún llevado al cine. Otros libros de Smith sí lo fueron, tal es el caso de "Oro" y "Tentar al Diablo" más "Justicia Salvaje" que se convirtió en un filme para televisión. Yendo más atrás en el tiempo, un clásico de los sesentas con Rod Taylor a la cabeza también lleva la firma de Smith. Se trata de "Los Mercenarios" o "Último Tren a Katanga" uno de los títulos usuales en Cine de Super Acción.
"El Ojo..." mezcla en medida justa los ingredientes que no pueden faltar en una buena trama de aventuras y suspenso: hay violencia, suspenso, traiciones, venganzas y vueltas de tuerca de principio a final. Deberá el lector llegar hasta la última página (literalmente) para cerrar la historia de manera definitiva.
Y aún así, quedan cosas que no se resolverán sino en la imaginación de quien lee. Y eso es muy bueno para quien busca disfrutar de un buen libro, sobre todo ahora que viene el verano y los momentos de relax son un poco más fáciles de hallar.

Smith sale un poco del molde con este libro, pero no pierde el pulso que lo caracteriza como escritor. La historia sigue desarrollándose en África o sus cercanías; el héroe, el cambio de escenario y la acción trepidante recuerda a "Rastro En El Cielo". La descripción de los lugares por los que el "Wave Dancer", el buque de Harry Fletcher, navega nos transporta a esos lugares de ensueños que se promocionan en los afiches turísticos y los momentos en los cuales los protagonistas bucean a consecuencia de lo que ocurre al principio del libro, son memorables, inolvidables.
No faltan los personajes malos, muy malos, la heroína, los sacrificios y las renuncias. Habría mucho más para hablar de la trama, pero decirlo sobre lo ya comentado atenta con revelar hechos que no pueden adelantarse.
Solo resta recomendar la lectura de "El Ojo Del Tigre" como una opción más que válida no solo para ésta época de vacaciones que inicia en breve, sino también para esos meses de invierno en los cuales verse inmersos en un mundo de palmeras, arenas blancas y mar de siete colores nos rescata y nos hace sentir confortables...

viernes, 21 de noviembre de 2014

"Starsky & Hutch" (Parte 2 - Final)



En nota anterior había empezado con la descripción de esta serie icono de los setentas y faltaba el cierre dedicándole el espacio que merece a la otra mitad de la pareja.
El paso del tiempo empieza a llamarme la atención. Es que comienzo a caer en la cuenta de como generaciones de actores que conozco desde chico envejecen y, en muchos casos, tenemos que lamentar su muerte.
No descubro nada con esto; simplemente a lo que quiero referir es a que el cine y la t.v. nos "engañan" con la ilusión de la eterna juventud, o de la sorpresa ante la desaparición de una estrella conocida. 
Muchas veces nos enteramos de que éste o aquel actor que vimos en ese filme el fin de semana falleció hace un par de años... ¿Cómo? Si acabamos de verlo...
De Paul Michael Glaser nos quedó la eterna imagen de un morocho gracioso y payasesco, de andar exagerado, ostentoso en sus gestos y en sus expresiones, acompañadas siempre de una chanza, una mueca o una burla. Se parecía más a uno de los tres chiflados que a un policía modelo...
El bueno de Starsky tiene hoy 71 años... Contaba juveniles treinta y pico cuando la serie lo situó definitivamente en el tope de la fama.
Entonces aquí, un poco a modo de recuerdo y otro poco a modo de homenaje, trataremos de conocer un poco más del hombre en el personaje que lo consagró y también de como era esa composición que lo fijó para siempre en nuestra memoria televisiva.


Glaser en una foto tomada en Londres el año pasado
(Imagen http://www.purepeople.com/)





El Hombre de Rostro Alegre y Vida Triste


Si algo caracterizó a Glaser en todos los años que tuvimos oportunidad de verlo en pantalla, fue su sonrisa.
En "Alguien Tiene Que Ceder"
donde jugaba el papel de ex esposo
de Diane Keaton.
Tranquilo o efusivo, la sonrisa pintada en la cara era un rasgo distintivo. Podía ser seductora, melancólica o graciosa, en definitiva lo seguro es que era casi permanente. 
Detrás de eso, la vida de este hombre que se dio el gusto de trabajar tanto delante como detrás de cámaras, tuvo altibajos y un par de pruebas enormes por las que tuvo que atravesar y sobreponerse.

1976 A la moda de la época
y haciendo gala de su apostura
Se inició a fines de los sesentas en comedias musicales y obras teatrales de Brodway; también tuvo sus primeras apariciones en T.V. por esos años. A partir de 1971 su participación en series televisivas se van haciendo cada vez más frecuentes a la vez que es del elenco de importantes producciones de la época. Tal es el caso de "Las Mariposas Son Libres" y "El Violinista En El Tejado" en versiones para televisión como sobre las tablas; en 1972 aparece en sendos capítulos de "Cannon" y "Las Calles de San Francisco". 
A partir de 1973 lo hace en "Kojak", "Los Walton" y "Rockford Files" protagonizada por James Gardner y que aquí se conoció como "Archivo Confidencial"; tuvo un papel en el filme  para la televisión "Trapped Beneath The Sea" del año 1974. Más adelante, durante 1976 entre filmaciones de "Starsky..." personificó a Harry Houdini en un filme para la televisión que contaba la historia del célebre ilusionista.
Personificando a Harry Houdini
en el filme de 1976
Pero fue en 1975 cuando su carrera de diez años en la actuación se vería coronada por el primer espaldarazo de fama y reconocimiento a nivel mundial.
"Starsky & Hutch" se filmó entre los años 1975 y 1979 con un éxito sostenido y una proyección a futuro que se sospechaba mucho más duradera de lo que fue. Eran momentos de tremendo auge del encendido televisivo y de producciones que empezaban a cambiar respecto de la generación anterior de series.
Primero fueron "Ballinger", "Patrulla de Caminos" y "Los Intocables" como ejemplos de las series emblemáticas de los cincuentas. Al promediar la década de los sesentas, los señores mayores, serios y veteranos de la segunda guerra que encabezaban los elencos de las series, dieron paso a una nueva camada de actores jóvenes que refrescaron la pantalla.
Los rostros adustos y los sombreros con la visera inclinada se cambiaron por caras angelicales de ojos claros y jopos que peinaban cabelleras acomodadas a base de mucho Lord Cheseline.
Iniciaron así series como "El Santo", "El Tunel del Tiempo", "Ladrón Sin Destino", "77 Sunset Strip", "Ruta 66" o "Los Acuanautas" entre 1960 y 1970.
Al iniciar la década nueva, la tendencia eran (en el caso de los policiales) los policías jóvenes trabajando en dúos, preferentemente de características opuestas, y que trataban de amenizar la creciente violencia con situaciones de comedia que distendían un poco el clima.
En esos años la realidad de las ciudades estadounidenses era idéntica a nuestra situación actual de inseguridad y el reflejo que los productores de t.v. hacían de ello en sus series era criticado duramente... Parecido también a lo que acá ocurre cuando se culpa a los periodistas diciendo que lo que provoca la violencia es dar las noticias... Debido a ello, la idea era mezclar drama con humor y tratar así de hacer más llevadero el entretenimiento.



¿Quién Es Ese Muchacho?


Dave Starsky era un tipo duro. No tenía empacho en entrarle a las manos a los que se resistían a la ley. Acá se lo hubiese identificado con la "maldita policía"; tratándose de un oficial que sabía manejarse bien en la calle, una vez ascendido a detective fue trasladado a Bay City, una zona del sector sur de la enorme extensión que ocupa la ciudad de Los Angeles.
Starsky posando con su Ford Torino

Allí fue comisionado a trabajar con un colega de formas y modos opuestos a los suyos. El Oficial Kenneth Hutchinson era un rubio que sabía cultivar formas un poco más refinadas; introvertido, simpático pero educado, elegía pensar antes que reaccionar; aunque cuando la situación lo requería podía ser tan intimidante como su compañero.
La buena relación, luego convertida en profunda amistad, que ambos actores cultivaban en la vida real se reflejaba en la química enorme que transmitían a través de la pantalla con cada capítulo de la serie.
A lo largo de las cuatro temporadas que la serie duró asistimos a diferentes estadios y situaciones que el personaje debió atravesar. Starsky se divirtió, tuvo pánico de que lo asesinaran, golpeó y lo golpearon, se enamoró, lo abandonaron, lo engañaron, se dio algunos gustos y hasta tuvo un ensayo de realidad cuando debió enterrar alguna que otra novia.
Glaser enviudó en 1995 luego de que su esposa, a quien conoció al mismo tiempo que iniciaba la serie en 1975, falleciera a causa de complicaciones derivadas de estar infectada con el virus del HIV. Durante el nacimiento de su hija, una transfusión de sangre contaminada, hecha de emergencia, la contagió y la condenó a vivir con el riesgo de la muerte inminente por el resto de sus dias.
Aunque no lo he comprobado de manera fehaciente, tengo entendido que el propio Glaser corrió la misma suerte a partir de éste hecho, infectándose de manera accidental e involuntaria.

Paul hizo delicias con su personaje a lo largo del tiempo que la serie duró. Sus cruces cómicos con David Soul mientras ambos jugaban sus personajes eran memorables. Algunos de ellos tenían como eje la diferencia que los detectives tenían respecto a su forma de vida.
Mientras Starsky tendía a disfrutar de un mediano consumismo, Hutch hacía hincapié en que el espíritu y el intelecto le interesaban más. 
Parte de esto se reflejaba en la forma de vida que llevaban.
Starsky vivía en un departamento prolijamente arreglado, gustaba de la música que escuchaba en un equipo esterefónico y cuidaba con obsesión el automóvil que usaba en su trabajo patrullando las calles: un enorme Ford Torino rojo con una franja blanca que cruzaba ambos laterales y se unía sobre el techo.
El auto que despertaba pasiones. Buenos Aires estaba plagada de coches pintados así.
El que más se asemejaba era la Coupe Ford Taunnus.
El que quedaba más ridículo era el Dodge 1500 pintado así... Una risa.
Hutch en cambio, tenía un viejo auto sedan que hacía sonar la bocina cada vez que el acompañante cerraba la puerta de su lado. Vivía en un piso pequeño sobre unos comercios en una calle de barrio y no era muy propenso a dedicarle tiempo a la limpieza y el cuidado de la casa.
La forma de rechazar las críticas que Starsky le hacía, en referencia a su auto y su cuidado, era llamar despectivamente "el tomate rojo" al Torino.
Para quienes quieran ver más detalles de ésto, sugiero que visiten este link y curioseen todo lo que quieran. Encontrarán cosas interesantes.
A propósito de esto, creo que a los fanáticos de la serie y del auto en particular les va a gustar lo que sigue. Una vista en absoluto detalle del auto usado en la filmación de la serie, conservado intacto gracias a la dedicación de quien es hoy propietario del mismo:




Para finalizar; a lo largo de los años que siguieron a la exitosa serie, Glaser no dejó de trabajar ni de ser protagonista en la industria televisiva.
Se especializó en la dirección, cosa que ya había probado mientras protagonizaba. y a partir de la cancelación de la serie pudo dedicarse de lleno a ésta otra faceta de su personalidad artística.
En cine su trabajo más renombrado sea tal vez la película de 1987 "The Running Man" ("Carrera Contra La Muerte") protagonizada por Arnold Schwartzenegger y basada en un libro de Stephen King.
En cambio, fue en televisión donde pudo explayarse a gusto dirigiendo capítulos de series variadas y a lo largo de los últimos treinta años. "Miami Vice", "Amazing Stories", "The Agency", "Third Watch", "Las Vegas" en la versión de 2005 protagonizada por James Caan, "The Closer", "The Mentalist", "Criminal Minds" y  "Numbers" fueron series que lo tuvieron detrás de cámaras con muy buena repercusión.
Y una faceta que tal vez sea la menos conocida es la que más me llamó la atención.
Glaser escribe libros para niños.
Para quien quiera adentrarse en esta parte de su producción artística, puede hacerlo a través de éste link.


Por último, algunas imágenes del actor según pasan los años haciendo una mención aparte y puntual sobre el último hecho relevante de su carrera como actor.
En 2004 algún productor trasnochado tuvo la poco feliz idea de reeditar (o querer pretenderlo mejor dicho) el éxito de la serie, debido a que Hollywood y sus cráneos no depuran muchas ideas buenas y de interés.
Pero en vez de hacerlo a través de la pantalla chica y con un montaje acorde a lo que el recuerdo de estos dos grandes requería, llevaron la idea al cine y no tuvieron mejor ocurrencia que poner al frente del elenco a dos impresentables como lo son Ben Stiller y Owen Wilson...
Tanto Glaser como Soul aparecen en ese filme a modo de "homenaje" dado que ambos hacen un par de cameos a partir del vínculo con la serie.
Por favor... Si quieren "homenajear" a gente que se ha ganado el respeto y la admiración del público a través de los años de la revalorización que se hace de sus trabajos, háganlo de manera digna y no confundan homenaje con ridiculización y falta de respeto.
¿Alguien de quienes leen esto vio la película?
Prueben a hacerlo y entenderán de que hablo...

Como siempre... gracias por darse una vuelta e invertir vuestro tiempo leyendo.



 




El juguete que todos queríamos tener.
Hubo que esperar un tiempo para lograrlo...



domingo, 9 de noviembre de 2014

En Memoria de Carlos Rodríguez Getino...

De casualidad, como suele suceder con estas cosas, el fin de semana daba vueltas por Internet y me topé con la página que agrupa a ex alumnos del Comercial de Villa Ballester.
Se me da por entrar a ver que conocido hay y para más comodidad solicito ser aceptado en el grupo. Me dan el ok y a partir de allí empiezo a ver gente, fotos y comentarios varios que giran alrededor de la vida del colegio y su actividad, reciente y lejana.
En un posteo que hace el administrador del grupo, Marcelo Daniel Stabile, de fecha 17 de julio de este año a las 16:42, me entero que los profesores Miguel Biscione y Carlos Rodriguez Getino habían fallecido recientemente... 
La noticia, como no puede ser de otra forma, es escueta y directa, y conlleva en ella toda la carga que se puede suponer trae un hecho así.
Dos profesores, personas de carne y hueso que formaron parte de la vida y el crecimiento de cientos de jóvenes, hoy adultos formados, ya no estaban más entre nosotros.
Y el fin de semana me cambió por completo. Se puso de cabeza. Mucha historia, mucha vida, muchas experiencias para recordar de la mano de un profe que marcó, tal vez sin que cada uno lo supiera, la vida de muchos. 
Y acá estoy, tecleando mi computadora para ver si puedo, a través de las palabras, exorcizar un poco de la tristeza que me queda luego del mal trago.
Pero como casi siempre, para entender mejor hay que contar una historia...


Un Profe al que apodamos "Papi"

1978. Luego de abandonar la secundaria en septiembre del ´76, volvía a arrancar desde primer año en marzo de ese año. Cambié el Industrial Alemania por el Comercial de Ballester, ambos en el mismo barrio, y al inicio de clases estaba en la lista de alumnos de primero octava (Forma de referirse al Primer Año de nivel y la Octava División) y pretendía recibirse cinco años después.
En ocasión de la visita que el grupo hizo a una familia dueña de una
estancia en las cercanías de Lago Blanco.
En cuclillas, abajo a la izquierda, con su clásico equipo deportivo
el Profe Rodríguez Getino
Ese año nos tocó hacer gimnasia dos veces por semana en el Club Sportivo Ballester, ubicado frente a la Plaza Roca y el docente a cargo era el profesor Mazzuchielli.
Me enteré hace unos años que él también había fallecido en trágicas circunstancias, no recuerdo si a raíz de una enfermedad o una profunda depresión que lo llevó a decidir él mismo cuando ponerle fin a la historia. Una lástima. Más tristeza.
El recuerdo de los que fuimos sus alumnos nos lo presenta como un tipo de buen humor y mirada cálida, calmo y paciente que sabía como llevar a los adolescentes logrando que en un buen clima de trabajo todos hicieran lo que él indicaba.
Jugábamos al básquet y el que se destacaba en ese grupo era Daniel Kasimirow, un chico menudo y rubio que jugaba como los dioses y que pertenecía, y aún lo hace, al plantel del club U.V.V.A de Villa Adelina.
Buen grupo, trabajador, buena onda y todos contentos.
Mi recuerdo y un respeto especial por el Profe Mazzuchielli desde aquí...

De visita a uno de los últimos caciques de pueblos originarios del sur.

En 1979, el lugar de gimnasia y el deporte cambiaron y nos movieron de Ballester a San Martín, más precisamente al Club Mitre de Migueletes. Al costado de las vías del Ferrocarríl Mitre se veía todo el terreno de un club enorme, de canchas de fútbol y hockey muy cuidadas y con un campo de golf que era un sueño de verde y calma.
Hasta allí dos veces por semana también, peregrinábamos desde el colegio llegando hasta la estación San Martín del Mitre o lo más cerca que se podía, para luego caminar las cuadras que faltaban hasta la entrada del club.
La primera vez nos encontramos con un hombre que no llegaba a los cuarenta, bajo pero proporcionado, de cuerpo educado en el ejercicio. Le faltaba un poco de pelo y tenía los ojos más claros que había visto jamás. Serio y circunspecto pero amable y respetuoso a la vez. Tenía un tono de voz profundo y hablaba pausado, remarcando ciertas palabras cuando le interesaban, sin hacer abuso del discurso para explicarse.
Nos trataba de usted y su forma dejaba en claro que prefería obviar bromas y comentarios desubicados.
Los que recién lo conocíamos acatamos callados la forma tácita de hacer las cosas tal como las proponía y empezamos la materia como si nada.

Promediando el año aprendimos a ver detrás de esa postura formal, casi marcial diría utilizando el buen sentido de la palabra, a un hombre generoso, exigente, comprometido.
Nunca iba a pedirte menos de lo que se esperaba de vos, consecuencia directa de su propio trabajo. Ponía la vara alta, te hacía ver de lo que eras capaz y después te llevaba con mano sabia a entender que no debías dar menos.
Así competimos en handball en un par de intercolegiales que ganamos en buena ley. Pero además de eso, aprendíamos sobre trabajo en equipo, solidaridad, integración y sentido de pertenencia; aprendimos a agruparnos y a sentirnos parte de una especie de hermandad.
Estábamos empezando a entender cómo se forma, cómo se fortalece y cómo funciona un verdadero grupo. Y éste se iba cerrando alrededor del Profesor Carlos Rodríguez Getino.

A finales de setiembre, cuando los festejos del 21 nos tenían a todos revolucionados, los preceptores pasaron por las aulas a dar una noticia fuera de lo común: se organizaba una masiva marcha de colegios secundarios de Capital y Gran Buenos Aires a escuelas de frontera y el Comercial tenía que elegir al grupo de alumnos que lo representaría.
Los seleccionados saldrían de las divisiones de cuarto y quinto año y se los elegiría por su rendimiento escolar, conducta y recomendación de los profesores. Todos los varones que quisieran podían anotarse y yo quedaba afuera porque, a pesar de tener quince años y deber estar en cuarto, pertenecía a segundo año, 2° 5° para ser exacto, y eso me dejaba afuera de la cuestión.
Pero no fue así. Me tomé el trabajo de hablar con todo el que correspondía, desde mi preceptora la Sra. Susana, un encanto de mujer a la que volvíamos loca, hasta el propio Rodríguez Getino para conseguir ser incluido en la lista de aspirantes... Ser elegido era una cuestión muy diferente.

Un gustazo que pude darme unos años antes del fallecimiento del Profesor.
Acompañándome en la presentación del libro hecha en el Comercial de Ballester

No solo lo logré estar en la lista de seleccionados. Además de eso, y con el expreso aval del profe Getino intercediendo a mi favor, terminé siendo parte del grupo que finalmente viajó a la frontera durante una semana a fines de noviembre de 1979.
Cada uno tenía una tarea dentro del grupo y formábamos comisiones para cumplirlas. A mí, que ya me pintaba el bicho del escritor, me señalaron para hacerme cargo de todo lo que tenía que ver con el registro narrativo del viaje: tenía encargado llevar una crónica de todos los preparativos y del viaje mismo para que ese hecho quedara registrado para siempre.
Ese encargo en particular y muchas otras cosas que derivaron de ese viaje, determinaron cuestiones importantes a lo largo de mi vida que se las debo con orgullo a Don Carlos Rodríguez Getino.



Y La Historia Se Convirtió En Libro.

Todo lo ocurrido en trono al grupo, desde su formación a principios de octubre hasta que bajamos del avión que nos llevó a Lago Blanco a fines de noviembre, quedó registrado en un cuaderno marca "Oro" de tapas rojas blandas que todavía conservo entre mis pertenencias más preciadas.
Un día mi mujer lo encontró en la biblioteca y lo sacó para ver que era; lo siguiente fue explicarle de qué se trataba y cuando tuvo todo el cuadro armado, acuñó una frase que siempre recordamos: "Tenes que hacer un libro de ésto" y así lo hice.
Y por primera vez desde que escribo, edite un libro de mi autoría. Y fue éste.
Parte del mismo se puede leer en este blog. Y para quien se anime, no tengo problemas en compartirlo una vez que termine de corregir y cerrar una revisión que estoy haciendo...

Foto tomada después de un partido de fútbol y antes de sentarnos a cenar con la gente del Hito 50.

El libro se consumó y ese diario escrito a mano, con la letra despareja de un chico de quince años, se convirtió en la columna vertebral de la historia. Pero había que llenar muchos huecos y eso me embarcó en un trabajo de investigación que me llevó de vuelta al colegio después de décadas y ahí se abrió la caja de pandora.
Revisar viejos registros, buscar listas recordando nombres, hablar con gente que todavía trabajaba desde aquellos años. Estamos hablando de 2008, habían pasado treinta años...
Y de repente, así como si nada, me dicen que a un par de cuadras de allí, en un predio que ahora el colegio tenía para que los alumnos hagan educación física en un lugar propio... ¡el profesor Rodríguez Getino seguía dando clases!

Me acerque, me presenté y nos fundimos en un largo abrazo con el mismo cariño y respeto que no se había alterado a través del tiempo. Con la misma formalidad que treinta años atrás, se dirigió emocionado a sus alumnos de ese momento, tal cual yo recordaba lo hacía con nosotros allá en el tiempo. Suspendiendo la clase, los reunió y me presentó y les contó quien era yo y qué habíamos hecho juntos muchos años atrás.

Portada del libro, cuyo origen fue el
famoso cuaderno "Oro" de tapas rojas...
Volvimos a vernos un par de veces, casualmente también daba clases en una escuela primaria a la vuelta de mi casa y aprovechamos para vernos varias veces y despuntar el vicio de la charla y el recuerdo. También entramos a fondo en el recuerdo del viaje y en todo lo relativo al proyecto que tenía entre manos.
Le conté con lujo de detalles lo del libro, lo del diario de viaje conservado durante tanto tiempo, recordamos una reunión que él hizo a fin de ese 1979 en la que era su casa, a un par de cuadras de Perdriel y Ruta 8, en San Martín, en la que participó su esposa que también era profesora, y de la cual se había separado según me contó hacía pocos años atrás.
Me mostró fotos del viaje que él también había conservado. Desde esos cartones de colores de 9 x 13 una imagen de nosotros, con treinta años menos, nos miraba con el asombro del tiempo congelado.
Poco tiempo después el libro se terminó y fue editado. El colegio me dio el espacio para presentarlo y hacer una mención en momentos del acto de egresados de ese fin de 2008.
Pasamos todo lo desapercibidos que pudimos... Nadie nos conocía, nadie sabía nada acerca de un viaje a la frontera, todos estaban en otra historia, en otro tiempo... Pero nosotros estábamos ahí, con "nuestro" libro, con mi mujer, con mi hija, con nuestros recuerdos, con una foto sacada en el mismo patio del colegio en el que aquel fin de año de 1979 se hizo un baile y todos los que conformamos el grupo participamos recordando el viaje...

¿Algún adolescente vivirá hoy una experiencia así y la recordará con tanta emoción dentro de treinta años...? No lo creo...

A punto de partir de regreso, esperando al Hércules C-130 TC-65 que nos traería de vuelta desde
Río Mayo hasta la Base Aérea de Morón

Para Terminar...

Estoy tratando de ubicar esas fotos tomadas en el colegio en diciembre de 2008. A la luz de lo que nos convoca aquí se han convertido en imprescindibles. Los hechos van cobrando una trascendencia enorme a partir del paso del tiempo... y de la muerte, que nos coloca en otro lugar, en otro plano.
El hombre de voz gruesa y ojos claros que marcó para bien la vida de tantos jóvenes hoy ya no está aquí presente; ya no puede enseñar a saltar, a ejecutar bien un penal de handball o a hacer la vertical correctamente.
A cambio de eso, y a partir del incansable e inmenso trabajo que hizo en la mente y el corazón de cada chico que pasó por sus clases, hoy no nos hace falta que esté físicamente con su estatura menuda y su gigante humanidad para seguir transmitiéndonos cosas.
Hoy vive en el recuerdo constante de cada uno de aquellos en los que dejó huella y recuerdo con algo de lo que enseñó, que dijo, que aconsejó...



La foto es ampliación de la tapa del diario abajo. El primer plano, en el ángulo inferior derecho se lo ve
al Profesor Getino detrás del primer gendarme entre los dos carteles identificatorios. El que
porta el estandarte de la Escuela es Raúl Ferraro, quien conserva este recuerdo.

Portada del "Diario Popular" del día siguiente a la partida del grupo hacia el sur.
(Propiedad de Raúl Ferraro)

Remera distintiva con la que se identificaba a los alumnos pertenecientes a la marcha.
Ésta en particular, es propiedad de Raúl Ferraro, quien la conserva intacta desde entonces.

Esto fue escrito desde el corazón. Sepan disculpar las fallas cometidas si no esta bien redactado o corregido, si tiene faltas o si los tiempos fueron confundidos.
Sepan leerlo con ojos de secundaria, como si estuviesen viendo la lección oral que la profe de Lengua y Literatura nos tomaba cada lunes en la primer hora, y regocíjense en la alegría de saber que no somos muchos los que podemos disfrutar a esta edad de un momento así.
Para eso hace falta haber vivido una vida de determinada manera, con determinados valores y determinados principios que debieron mantenerse vivos y vigentes para llegar a hoy así.
Y eso se hace con una educación y una línea que hoy está muy en desuso; que no paga, que no se cultiva como antes... Una lástima. Ojala volvamos a las fuentes.

Por último...tómense un minuto para ir al encuentro de alguien que quieren mucho, que recuerdan, o del que se distanciaron en algún momento.
Dedíquenle un encuentro, o una palabra, o un rezo a modo de recuerdo.
De eso va la vida. Solo de eso que es lo único que nos llevamos a la hora de lo importante.
Así tal vez no tengamos que entenderlo cuando leamos la nota de algún trasnochado que escribe algo cuando una noticia lo sacude, y se da cuenta de que la gente que vale la pena se nos va yendo irremediablemente... y nos vamos quedando solos.


Quien escribe y el Profesor Carlos Rodriguez Getino, con motivo de la presentación del libro
que se hizo en el mismo colegio, unos años antes de su partida.
El de lentes oscuros y campera azul es el Profe Rodriguez Getino. El que está sentado en el
camión, a la derecha, y con una mano en la pierna, un servidor, quien escribe y cuenta la historia.

Con todo mi respeto y mi mayor cariño y recuerdo, al Sr. Profesor Carlos Rodriguez Getino, que siempre va a ser parte de mi historia y mis recuerdos.
Trataré de hacer mención suya cada vez que tenga la oportunidad.
Vaya con Dios...





martes, 4 de noviembre de 2014

"Starsky & Hutch"

Dedicado al amigo Mr. Ray Collins, quien supo desvelar con sus historias de policías de Nueva York mis años de adolescencia... Gracias por tanta magia y fantasía Mr. Collins. Nunca sabrá como la lectura nos mantuvo en el camino de la cordura.


1978 Una imagen clásica del momento de mayor fama.
Mi abuela me había mandado a tejer ese saco y yo había
conseguido esas Adidas de gamuza azul en una
casa de deportes de San Martín. Caminaba por la calle
y me sentía Starsky... para que negarlo a esta altura.

Un Poco de Historia...


A lo largo de la historia las series, aunque no lo supiéramos, se armaban a través de una fórmula. Siempre ocurría lo mismo y en la misma secuencia, claro que con ciertos mínimos cambios entonces la reiteración no se notaba.
Un poco por el ritmo, un poco por las caras de los distintos personajes secundarios y otro poco con la participación de estrellas invitadas año tras año consumimos el mismo formato, en el mismo envoltorio, y con el mismo gusto, muchas veces.
Cierta vuelta escuché decir a una estrella de Hollywood que ese artilugio tenía su raíz en los cuentos infantiles.
Esos cuentos que nos contaban una y otra vez desde niños, tenían una trama pero también un orden y una secuencia. Aunque lo escucháramos una y otra vez, si la bruja entraba por la ventana, entraba por la ventana. No por la chimenea.
Respetar el orden y disfrutar de la repetición era lo que hacía al cuento entrañable, familiar.
¿Alguien que me cuente si se acuerda de esta serie?
Premio para el que aporte respuesta
Según este actor lo mismo nos ocurría de grandes: de manera inconsciente, la repetición nos hacía sentir confortables.
Era obvio entonces que esto no era desconocido para los productores encargados de llenar horas y horas de formato televisivo, tanto en Norteamérica como en el resto del mundo, por lo tanto ahí estaba la veta de oro: armar una fórmula atractiva y repetirla hasta el hartazgo.


En un momento determinado las series policiales inundaron las pantallas en diferentes versiones.
Estaban las de detectives solitarios, las de unidades de homicidios, las más intelectuales de policías investigadores y las del policía que actuaba solo, con traza de vagabundo, mal genio, divorciado y con alguna que otra deuda pendiente... y estaban las de policías en parejas.
Éstas venían en variantes. Estaban las del policía negro y el blanco, las del rudo y el carilindo, las del caballero y el pícaro y las del policía rubio y el policía morocho.

"Starsky & Hutch" entró a Argentina de la mano de Canal 11, que la daba los martes a las 22 Hs., con el título más vendedor de "Los Aventureros" y juntaba varias de estas plantillas en una sola y, a juicio de verdad, fue todo un éxito excediendo el propio tiempo de emisión original de las cuatro temporadas que duró entre 1975 y 1979. La idea es que recordemos un poco todo aquello... 



Así se los veía en 1975 en la campaña pre estreno del piloto de 90
minutos que inauguraría la emisión el 30 de abril de 1975.
El primer capítulo oficial se emitiría el 10 de septiembre de ese año.

La Fábrica de Chocolate

Para que haya abundancia de algo tiene que haber quien lo ofrezca. Por aquellos años, dos señores eran prácticamente los dueños de la televisión, o poco menos. Aaron Spelling y Leonard Goldberg eran los productores que acaparaban más del 60 % de las series que se veían en la T.V. americana y que se exportaban alrededor del mundo. 
De su factoría salieron la mayoría de los éxitos que consumimos por años y "Starsky & Hutch" fue uno de ellos.
Cada martes nos plantábamos frente al televisor, aunque al otro día nos costara levantarnos para la escuela, y veíamos con el mismo entusiasmo semana tras semana este inicio





La propuesta era harto conocida pero la pareja de productores supo darle un giro, una vuelta de tuerca a ésta, en desmedro de otras similares. 
Primero ponía a la vista a dos personajes comunes que eran fácilmente identificables con tu compañero de trabajo, de escuela o tu vecino. Se vestían normal, se agarraban rabietas, discutían entre ellos o sufrían por cuestiones de amores y trabajo como nosotros lo hacíamos.
Después, como era común en ese momento, metieron violencia, malos descarnados y toda una grilla de desagradables que nada tenían que ver con los clásicos villanos que veníamos viendo hasta ahí: los dos policías se las veían tanto con una banda de traficantes de droga, como administradores de prostíbulos, tratantes de personas, violadores de niños, asesinos seriales o matones contratados para asesinatos por encargo.
A cada amenaza los protagonistas respondían con todo, no había medias tintas. Si tenían que excederse, lo hacían. Si tenían que moler a palos a alguien, lo hacían. Y si tenían que meter bala para que el malo no volviera a hacer de las suyas, también se la daban. Eso sí; el otro tiraba primero, de esa forma se mantenía equilibrado el juego de la justicia y el accionar de las fuerzas del orden... ¡Ja, 1 para los buenos, 0 para los malos!
La podrían reponer en horario central, en algún canal de aire, así discutimos el planteo entre todos que es bien actual ¿no les parece?

Las tramas, para digerirse mejor y no generar tanta tensión constante, variaban mechando investigaciones detectivescas, de guiones mas o menos elaborados, persecuciones en auto, tiroteos, peleas desaforadas, carreras enloquecidas a través de barrios, negocios, parques o muelles, con momentos de humor, pases de comedia liviana y algún que otro romance, tanto serios como infantiles.
Promediando las temporadas se echó mano más de una vez a planteos románticos de corte fatalistas, en los cuales alternativamente las novias o enamoradas de uno y otro protagonista eran raptadas, pasaban por alguna experiencia traumatica o directamente morían a manos del villano de turno.
En síntesis, podríamos decir que en "Starsky & Hutch" empezábamos a vislumbrar los planteos más serios y realistas que después otras propuestas profundizarían; tal el caso de "Hill Blue Street" "Serpico" o, un poco más adelante "Miami Vice".


"¡Qué Par de Pájaros Los Dos... Tal Para Cual...!"

Como en la canción del Paz Martínez, los dos que conformaban la pareja estelar llegaron al punto de la convocatoria como un matrimonio actoral obvio, de gran impacto mediático, una especie de "El Gordo y El Flaco" pero buenos mozos, facheros, simpáticos y compradores que podían tanto hacerte derretir con sus sonrisas encantadoras como temblar, con miradas de furia que presagiaban los golpes que se venían.


Ken Hutchinson
Dave Starsky

      



















Tanto David Soul como Paul Michael Glaser traían orígenes televisivos a través de participaciones en series relevantes de la época.
Soul supo estar en capítulos de "Flipper", "Mi Bella Genio", "La Conquista del Espacio", "Ironside" y "Las Calles de San Francisco" por nombrar algunas. 
Justo antes del éxito de "Starsky & Hutch" la varita mágica lo señaló para actuar en "Magnum Force"  personificando a un rudo policía motorizado. Se preguntarán porque la importancia de esto; es que éste filme es secuela de otro de 1971: "Harry El Sucio", donde Clint Eastwood hizo célebre al protagonísta poniéndole el cuerpo al detective de la Policía de San Francisco, Harry "El Sucio" Callahan, otra historia que dio mucha tela para cortar en cuanto a violencia se refiere.
Varios otros títulos siguieron contando las aventuras de Harry; si bien estan un poco fuera de moda, no estaría mal echarles un ojo. Vale la pena.

Posterior a ésta entrada a lo grande en el cine, Soul siguió participando en éxitos de T.V. hasta ser convocado para el papel del detective Kenneth "Hutch" Hutchinson en 1975.
La serie duró hasta 1979 y para entonces la fama del rubio detective carilindo había subido a niveles impresionantes. Tanto es así que hasta se dio el lujo de... ¡Cantar! Si señores; se lanzó como solista con un tema meloso de dudosa calidad y pegadizo. Las fanáticas alrededor del mundo consumieron ávidas el experimento musical, por el solo hecho de tener la voz de "Hutch" para ellas solas susurrándoles mentiras al oído en la oscuridad de sus cuartos.
¿No me creen? Véanlo por si mismos... Gracias a los amigos de "The1970sChannel" por rescatar éste y tantos otros temas perdidos.




A propósito. Yo conocí a una de ellas... Mirta Antúnez, compañera de secundaria en 1°8° y 2°5°, actual profesional excelente y cabal en el ámbito del derecho... Perdoname.


Volviendo a la vertiente actoral de Soul, ni bien deja la serie que lo puso definitivamente en el sitial de la fama hilvana otros dos éxitos, uno de los cuales lo incluiría como parte de un filme de culto.
En 1979 se rueda para T.V. "Salem´s Lot" ("La Hora del Vampíro"), uno de los mejores y más reconocidos libros de Stephen King, que tiene la particularidad de respetar en el guión televisivo hasta los trazos más mínimos de la novela. 
Un ejemplar en su versión completa, tal cual se estrenara por Canal 13 en dos noches de jueves consecutivas, obra en mi poder para deleitarme cada tanto y mostrarla a quien no la conoce.
Vade retro Satanás!!... ¿Cómo puede haber gente que no la conozca aún?

Ben Mears (Soul) llega a Salem´s Lot a enfrentar a sus propios
demonios. Imprescindible conseguir y ver la mini serie
si no la conocen.
Pocos años más tarde, luego de pasar por el protagónico de "Casablanca" una serie de corta vida, le toca en suerte personificar al villano protagonista de otra novela notable del momento cuyo autor es el afamado Ken Follett.
Si no lo conoce, aproveche, y dese una vuelta por aquí. Créame que vale la pena.

En esta ocasión, otra mini serie de igual fidelidad al libro, y gran calidad técnica, que se convierte también en un objeto de culto muy valorado por los coleccionistas. 
Hablo de "La Clave Está En Rebecca" una impresionante historia de espionaje desarrollada en el norte de África, durante el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, en la cual Soul es un escurridizo y particular espía nazi que busca hacerse de una clave que permita a Rommel desarticular la resistencia aliada en territorio del Sahara.

A partir de allí y hasta nuestros días, sus incursiones tanto en cine cono en T.V. han sido tan frecuentes como poco conocidas. No volvió a destacar en ninguna de las producciones en las que participó hasta que le tocó poner la cara en la horripilante versión cinematográfica de la serie que lo supo encaramar a la fama antaño. Hablo de la impresentable versión de "Starsky & Hutch" que hiciera en 2004 Todd Phillips con Ben Stiller y Owen Wilson faltandoles el respeto a los personajes de la serie original.

En la segunda parte de la nota iremos sobre el bueno de Paul Michael "Starsky" Glaser y disfrutaremos de un par de imágenes interesantes.