viernes, 29 de marzo de 2013

Hemos Leído... "La Profecía" de David Seltzer (1976)

David Seltzer en la contratapa de la edición de  Vergara
Durante la década de los setentas más de un escritor echaba mano a un recurso que, aunque inteligente, de manera curiosa no fue explotado hasta el cansancio: presentaban sus tramas como si las historias que contaban fuesen reales.
A tal fin, utilizaban el recurso de citar encabezados de noticias, transcribir cables inexistentes (recordar que era la epoca de los cables, el teletipo y el telex) o citar escritos, autores y libros que en muchos casos no existían y en otros eran adecuados a sus necesidades.
King utilizó este recurso varias veces ("Carrie" "La Hora del Vampiro"), Bram Stoker lo hizo con "Drácula" a fines del siglo 19 y en el momento que estoy citando, David Seltzer lo usó para enmarcar su invento: "La Profecía".
Portada del libro de la edición de Vergara
Esta historia, si bien no original aunque planteada de forma muy inteligente, tuvo la curiosidad de continuar en dos entregas posteriores en las cuales Seltzer no tuvo nada que ver. 
Sin embargo, el nivel de la historia no decayó en ningún momento; por el contrario, creció ayudado por sus versiones fílmicas (muy fieles por cierto) hasta convertir a la trilogía en un clásico de la literatura de terror moderna.

"Damien - Profecía II" fue escrito por Joseph Howard y "El Conflicto Final", creación de Gordon McGill fueron esos libros, de los cuales me ocuparé en futuras entregas para hablar de cada uno en particular.

Un dato curioso sobre la idea original y la novela de 1976 es que no hay acuerdo acerca de como apareció la historia  su origen, y quien es el responsable intelectual de la idea base.
En apariencia y según citan fuentes de la época, Selzter fue convocado para escribir el guión de una película que dirigiría Richard Donner; por lo cual la novela en sí no sería una historia original sino la novelización del guión. De ahí la simetría entre ambas redacciones. 
Algunas opiniones marcan que la idea original es del productor Harvey Bernhard quien le pide a Seltzer que escriba el guión para la película. Pero por otro lado, el libro se conoce poco antes que el filme.
Como dije, no hay un dato certero que defina que nació primero.
Lo importante es que novela y filme convivieron en armonía y con enorme éxito, contando casi la misma historia desde la pantalla como desde las páginas del libro. Solo unos mínimos y pocos detalles difieren entre libro y filme, lo cual no cambia para nada la ecuación.




Atenti al Diavolo

Seltzer inicia la trama con un planteo sencillo pero eficaz. Primero cita el Apocalípsis de la Biblia Romana y trae desde allí un versículo que hace referencia a Satán (13,18) y luego cita un hecho astronómico inusual ocurrido, a la hora sexta, del sexto día, del mes sexto (6-6-6) tres constelaciones estallan en el espacio profundo y dan origen a una estrella oscura. El hecho estaba predicho en el Antiguo Testamento y se lo identifica con el inicio de una nueva era, en la cual la humanidad se encaminaría a un punto extremo de autodestrucción. 
Durante ese compás, El Dios Creador le daría la última oportunidad al Ángel Caído de tentar al hombre e instalar su reino en la tierra; después de esto (tiempo que se extendería por 33 años) enviaría a su Hijo por segunda vez en la historia y se definiría su reinado eterno por los siglos de los siglos.
La forma que elige el oscuro para entrar a este plano se descubrirá en el transcurrir de la trama, lo cierto es que la maldad se instala entre nosotros para iniciar el intento de reinar sobre el hombre.

Cubierta alternativa de la misma editorial
La novela tiene una estructura narrativa ágil y rápida. Sus personajes son un tanto planos y no se le presta atención a la profundidad de los mismos o a explorarlos a conciencia, algo característico de ciertos autores de aquellos años. No obstante esto, el autor es inteligente en otro sentido, instala un suspenso basado en no revelar lo que la trama esconde sino a través del avance de la historia. Genera dudas, presenta personajes presa de pánico, apurados por dar a conocer lo que saben, perseguidos por el ángel de la muerte que quiere echarles el guante antes de que puedan hacer algo en contra suya.
Y aquí la elección del escritor es inteligente ya que no recurre a hechos extraordinarios para espantarnos: prefiere mostrar que el mal se vale de los elementos que nos rodean para cumplir su cometido: los perros son poseídos, se alzan tormentas instantáneas, el viento se encarga de llevar armas mortales en sus alas y los objetos cobran vida por sí solos.




Thorn Vs. Kennedy - Cualquier Similitud Es Coincidencia


La historia en sí arranca cuando al mismo tiempo que los astrónomos presencian el nacimiento de la nueva estrella, el embajador estadounidense en Italia viaja raudo al encuentro de su esposa que esta dando a luz. 
Los antecedentes no son buenos. La mujer ya ha perdido un par de embarazos y su estado anímico está al borde del colapso; llevar a buen término el que tiene en curso es vital para su equilibrio mental.
Debe ser madre como sea.
El niño nacerá en el seno de una familia poderosa. Richard Thorn es el heredero de un clan cuya descripción hace referencia permanente a la familia Kennedy en todo sentido; hasta algunos giros dramáticos enlazan ficción y realidad. Thorn ha escalado en política hasta llegar a ocupar el lugar del embajador americano en Italia, paso previo a ocupar el lugar diplomático más importante, antes de lanzarse a la presidencia de su país: la representación ante la corona británica.
Cuando éste hecho se dé luego de la oportuna muerte del embajador en Londres, Thorn y su familia se mudarán a Inglaterra para cumplir la letra de las profecías a pie juntillas para que el destino del niño se encarrile hacia donde debe.
A medida que la trama discurre, el lector encuentra situaciones y personajes inolvidables. La niñera Chelsea, el Padre Brennan, el fotógrafo Jennings  o el arqueólogo Bugenhagen suman las cuotas de tensión necesaria para que la trama asfixie y tome velocidad. El lector recorrerá los paisajes grises de Londres y sus alrededores, se internará en las calles de Roma y en los laberínticos pasillos de monasterios italianos, recorrerá un cementerio etrusco con un escalofrío permanente en la espalda y viajará a las profundidades de una excavación arqueológica en Medio Oriente para luego volver a Londres y cerrar la historia en medio de la noche y la lluvia, en una carrera enloquecida en la que Thorn intentará, en vano obvio si no no habría otras dos historias, de detener al hijo de Satán en su llegada a la Tierra.





Si el lector quiere amenizar un fin de semana de lluvia y tormenta con lectura, arropado junto a una ventana y calentándose el cuerpo con una generosa dosis de cognac, puede confiar en que ésta novela lo entretendrá, lo hará consultar la Biblia y las profecías y le dejará pensando en lo posible y lo probable.
Ahora que por primera vez en la historia, el representante de Cristo en la Tierra parece querer encarar un cambio profundo en el curso de los acontecimientos, tal vez sea buen momento de echar mano a una historia así para imaginar como y donde se libraran las batallas entre el bien y el mal para definir el destino del hombre...

Hágase la señal de la cruz y empiece a leer...

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