"Buenos Aires Hora Zero"
Ray Collins - Del Nuevo Extremo 2014
280 páginas.
ISBN: 978-987-609-528-0
www.delnuevoextremo.com
Para los nostálgicos, siempre es interesante encontrar cosas de otros tiempos, familiares, entrañables. Eso pasa cuando entramos en el mundo que nos propone Ray Collins, quien supo llevar magistralmente el timón a través de un viaje de cincuenta años, a cuestas de una historia con varios formatos llamada "Precinto 56".
Originalmente una historieta, luego trasvasada al formato de novela, cuenta las desventuras del teniente "Zero" Galván, un policía neoyorquino de ascendencia latina, que sobrevive a fuerza de cinismo y melancolía en el entorno sórdido de la ciudad de los ocho millones de historias.
Ya sea durante los sesentas, los setentas o, en su versión actualizada, ya entrado en el nuevo milenio, la realidad que rodea a Galván y en la que puja por seguir adelante es similar más allá de la ubicación temporal que le queramos elegir.
Collins pinta con oficio y referencias cómplices un cuadro de desesperanza, crudeza y decadencia, ya sea hablando de la alta política o de traficantes callejeros, pasando por mafiosos centroamericanos en disputas territoriales o maras que buscan marcar los límites de sus dominios.
En todos los casos el factor común es la policía como catalizador de cada drama, de cada historia o de cada conflicto Y dentro de ese factor clave, el nombrado "Zero" Galván es la pieza clave y principal referencia de toda la opera expuesta.
"La Ciudad Desnuda" Antecedente Directo de "Precinto 56"
Hay dos referencias a este título que es un clásico de culto en el mundo del cine y la televisión. La primera para el filme de Jules Dassin de 1948; la segunda, la serie de televisión emitida entre 1958 y 1963 y que constó de dos etapas con dos elencos diferentes, pero con la misma marca de distinción dada por la elección del público.
Dicho en palabras del propio Collins, "Precinto..." se basa o inspira en este filme, más que en la serie de T.V.
Del filme de Jules Dassin podemos decir que a partir de 2007 esta preservado como pieza de significación histórica, cultural y estética, en el Registro Nacional de Filmes de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Dicha biblioteca funciona como una especie de "Arca de Noé" de la cultura mundial. En el caso de la literatura por ejemplo, si alguien quiere dejar a resguardo un libro del cual es autor, no tiene más que enviarlo allá. Es garantía que formará parte del patrimonio cultural de la humanidad.
Volviendo al filme de Dassin, varios aspectos lo marcan como distintivo, entre ellos el hecho de haber sido filmado en locaciones reales, su cuidada fotografía y una mención especial al montaje final de la película, poco común para el momento en que fue realizada.
La cámara hace un recorrido por distintos lugares de la ciudad de Nueva York y registra momentos, costumbres y personajes que quedaron como un legado documental para las generaciones venideras.
La trama de "Precinto 56" se nutre de ésta obra y transmuta a la historieta la pintura que allí se hace de una ciudad con tantas historias como seres que la habitan. Collins rescata con talento e imaginación la dinámica de una urbe que jamás vio, a través de la acción de un Precinto que, en la realidad pura, no existe ni existió jamás allí. Sin embargo, el lector queda convencido de cada rincón, de cada callejón, de cada tugurio y de cada muelle que el autor le muestra llevándolo con maestría por una geografía imaginada.
De la historieta que conocimos a través de las publicaciones de Ediciones Record, eternamente rescataremos momentos, personajes y vueltas de tuercas que, aunque eran cliches clásicos, daban el marco perfecto, el golpe de efecto justo o el final inesperado a cada capítulo que se sumaba en la larga e intrincada experiencia de vida que nuestro entrañable "Zero" Galván transitaba cuadro tras cuadro.
De los cuadros a la prosa.
Que Collins se reinventó y con éxito una y mil veces en los últimos cincuenta años, no es novedad. Basta recorrer el espinel de trabajos que dejó a su paso en revistas, televisión, historietas y novelas, para demostrarlo.
Pero tal vez sea en la genialidad de trasplantar del cuadro de tinta estático a la cadencia de la prosa lo que hace interesante a este nuevo paso.
Galván salta de los recortes de líneas veloces y geométricas a las páginas de un libro, sin perder frescura ni actualidad. Su tristeza infinita, su melancolía pegajosa y su cinismo eterno golpean al lector por igual desde una oración como desde un globo de diálogo.
En "Buenos Aires Hora Zero" Collins va dejando situaciones, hechos y personajes como quien vacía una casa y reparte el mobiliario por el jardín y los alrededores o como aquel que va regando un rastro de pan para ser seguido y encontrado.
Deja nombres, descripciones e historias de una galería variopinta de personajes, estrafalarios, exagerados, clásicos, con los cuales va armando pequeñas tramas que con el correr de la acción se van articulando como un rompecabezas demasiado grande que, para resolverlo más fácil, vamos trabajando por partes.
Entonces con el paso de las páginas, la historia va cobrando sentido y complemento; vemos dónde va cada quien entendiendo el rol que cumple y hacia dónde se dirige. y en el ochenta por ciento de los pasajes, el omnipresente "Zero" nos guarda sin vacilar, hablando, presionando, apretando o tiroteándose sin miramientos ni empachos.
Este Galván de prosa no tiene nada que envidiarle a su alter ego de tinta. Misma cosa, diferente punto de vista.
De Nueva York a Buenos Aires
Tiempo atrás en otra aventura novelada (ver "Mi Nombre Es Zero Galván", ganadora del premio Extremo Negro 2011) Galván estuvo en Buenos Aires y traba amistad con un comisario local de la Federal. En ésta oportunidad, "Zero" aprovecha una licencia que viene preparando desde tiempo atrás para volver al Río de la Plata solo en calidad de turísta y para disfrutar de su nueva pasión adquirida en los últimos años: el fútbol a usanza nacional. Así a expensas de recomendaciones y comentarios del comisario argentino, Galván entra en el mundo de Messi y compañía y cae irremediablemente en la comparación de esta época: ¿Quién fue mejor, Maradona o Messi?
La mejor forma de comprobarlo es aprovechar las vacaciones y la coincidencia de un partido amistoso que la selección nacional juega de camino al próximo mundial de Brasil 2014.
Pero la muerte imprevista de una personalidad política amenaza el descanso del teniente por estas tierras. A medida que la trama avanza empiezan a aflorar puntos en común, tanto con la gente que lo va a recibir por estas tierras como con algunos hechos y personajes que rondan la humanidad del veterano teniente allá en las calles de la Gran Manzana.
Collins no se priva de nada e invita al lector a recorrer un mundo de múltiples personalidades.
La galería la componen colombianos de alta sociedad con vidas de doble circulación, estrellas de cine mezcladas con sargentos de policía, personajes cotidianos de las calles que todos recorren a diario y esbirros con alteraciones mentales que hacen el trabajo sucio de quienes no pueden mancharse con sangre. Todo vale en "Hora Zero".
Y lo más importante de todo, como dije al inicio de la nota, los nostálgicos encontramos en las páginas de una novela que se lee con una agilidad brutal (a consecuencia del enorme oficio del escritor) al mismo teniente de pelo negro, bigote tupido y mandíbula cuadrada que nos miraba desde las páginas de "Skorpio" allá por mediados de la década de los setenta. Si hasta la histérica de Tippy Mannix aparece ¿Se acuerdan?
"Buenos Aires Hora Zero" es una genial opción para quienes quieren revivir viejos tiempos. Y para el que no conoce al policía de la Browning Hi-Power y los modales bestiales, esta es una oportunidad de lo mejor para meterse en el mundo de "Zero" Galván y sus camaradas del inexistente y entrañable "Precinto 56".
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