De mi recorrido por lugares de Mendoza, tengo la intención en esta oportunidad de convertirme en cronista de viaje, dado que también es una forma de narrar aquello que sucede a lo largo de un derrotero.
He tenido la suerte de conocer gentes y lugares muy particulares; historias y personajes; curiosidades y sueños. Es mi compromiso tomado con cada uno de los que he conversado, hacer un relato detallado de todo lo visto y compartido. Por ello, cada historia, cada lugar y cada persona tendrá su espacio merecido, con la extensión que corresponde y la atención que le debo...
Así hablaré de Mabel y su historia tan particular en el camping Inti Wayra que administra desde hace más de veinte años al margen del curso del caudaloso Atuel, de su hijo Luciano y su nuera Johanna y la interminable paciencia y calidez que brindan.
De los chicos de Extremo, que siempre dispuestos ofrecen aventura y emoción en cada experiencia que proponen. De EUCA y su propuesta ecológica que a la vez que educa, divierte y hace poner el cuerpo en marcha.
De Mirta y Ariel, los incansables encargados de las Cabañas del Diamante en Villa 25 de Mayo; de Jessica y Romina Paez, a cargo de la Vinoteca Vendimia, que tan ricos vinos nos han hecho disfrutar; de Don Chiquito, legendario proveedor de asados no menos legendarios, quien se comprometía y cumplía en reservar mercadería de primera y con una atención fuera de lo común.
Que decir de los sandwiches de Jamón Crudo Casero del Restaurante Itatí o de los salames, jamones y quesos de la fábrica de artesanales.
La atención particular y dedicada de Patricia en las cabañas Luz de Plata, las artesanías de Nilda en la Casa de Campo, ambas en Malargüe, los paisajes inolvidables de los Castillos de Pincheiras, las cavernas entreveradas de Las Brujas o los pasajes laberínticos del Volcán Malacara.
Cada cual tendrá su espacio y su tiempo. El que se merece. De cada cual se contará la historia que nos unió y el porqué de la cita. Habrá fotos que ilustren y links que acerquen; por que el motivo de esto no es otro que hacer mención a mucha gente que, desconocida y alejada de los lugares que frecuentamos, hacen su trabajo en silencio, con una enorme responsabilidad, con una dedicación y un esmero que vale la pena poner de relieve.
Sobre todo cuando detrás de todo está el trato afable y la calidez que es marca registrada de los que están en el interior argentino.
Vaya desde aquí la reiteración de mi compromiso de nombrarlos y de hablar sobre ellos... Deberán visitarme a menudo para que juntos vayamos descubriendo relatos; relatos que descubrirán una Mendoza oculta, íntima e interesante a través de su cotideaneidad y su gente.
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