viernes, 28 de diciembre de 2012

Diario de Viaje - Cañón del Atuel, Villa 25 de Mayo y Malargüe / Mendoza

De mi recorrido por lugares de Mendoza, tengo la intención en esta oportunidad de convertirme en cronista de viaje, dado que también es una forma de narrar aquello que sucede a lo largo de un derrotero.
He tenido la suerte de conocer gentes y lugares muy particulares; historias y personajes; curiosidades y sueños. Es mi compromiso tomado con cada uno de los que he conversado, hacer un relato detallado de todo lo visto y compartido. Por ello, cada historia, cada lugar y cada persona tendrá su espacio merecido, con la extensión que corresponde y la atención que le debo...
Así hablaré de Mabel y su historia tan particular en el camping Inti Wayra que administra desde hace más de veinte años al margen del curso del caudaloso Atuel, de su hijo Luciano y su nuera Johanna y la interminable paciencia y calidez que brindan.
De los chicos de Extremo, que siempre dispuestos ofrecen aventura y emoción en cada experiencia que proponen. De EUCA y su propuesta ecológica que a la vez que educa, divierte y hace poner el cuerpo en marcha.
De Mirta y Ariel, los incansables encargados de las Cabañas del Diamante en Villa 25 de Mayo; de Jessica y Romina Paez, a cargo de la Vinoteca Vendimia, que tan ricos vinos nos han hecho disfrutar; de Don Chiquito, legendario proveedor de asados no menos legendarios, quien se comprometía y cumplía en reservar mercadería de primera y con una atención fuera de lo común.
Que decir de los sandwiches de Jamón Crudo Casero del Restaurante Itatí o de los salames, jamones y quesos de la fábrica de artesanales.
La atención particular y dedicada de Patricia en las cabañas Luz de Plata, las artesanías de Nilda en la Casa de Campo, ambas en Malargüe, los paisajes inolvidables de los Castillos de Pincheiras, las cavernas entreveradas de Las Brujas o los pasajes laberínticos del Volcán Malacara.

Cada cual tendrá su espacio y su tiempo. El que se merece. De cada cual se contará la historia que nos unió y el porqué de la cita. Habrá fotos que ilustren y links que acerquen; por que el motivo de esto no es otro que hacer mención a mucha gente que, desconocida y alejada de los lugares que frecuentamos, hacen su trabajo en silencio, con una enorme responsabilidad, con una dedicación y un esmero que vale la pena poner de relieve. 
Sobre todo cuando detrás de todo está el trato afable y la calidez que es marca registrada de los que están en el interior argentino.

Vaya desde aquí la reiteración de mi compromiso de nombrarlos y de hablar sobre ellos... Deberán visitarme a menudo para que juntos vayamos descubriendo relatos; relatos que descubrirán una Mendoza oculta, íntima e interesante a través de su cotideaneidad y su gente.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Viento en Malargüe

Hemos estado recorriendo el curso del Río Atuel, sus alrededores y la Villa 25 de Mayo, en las afueras de San Rafael, todo dentro de la provincia de Mendoza.
De la Villa 25 de Mayo iremos subiendo notas, fotos y videos para mostrar y hacer conocer esos bellísimos rincones del país como así también a su gente y sus historias.
Mientras preparamos el material, vaya este video de cómo nos recibió Malargüe en la mañana del 19 de diciembre...
Habrá más informaciones para este boletín...

viernes, 30 de noviembre de 2012

Un Tal Sherlock Holmes...




Sherlock Holmes... La primer referencia a este nombre se la debo a mi amigo de la infancia, Carlos Horacio Surra. Por aquellos tempranos años (1974 para ser exactos y con once años a cuestas ambos) Carlos era absoluto fanático de dos autores de antología: Sir Arthur Conan Doyle y Agatha Christie; por lo tanto, Sherlock Holmes y Hercules Poirot eran más nombrados por él que cualquier miembro de su familia.
La última referencia al nombre, la tuve a través de una critica por demás aliciente de una versión actualizada en formato de serial que la T.V. británica estaba poniendo al aire en la actualidad. Así que voy a introducirme en el mundo fascinante de Sherlock Holmes y sus peripecias; primero sobrevolaremos la serie, en sus dos temporadas que lleva hasta ahora. Después me ocuparé en el detalle de sus responsables técnicos, directores, productores, creadores, actores, guión, música y montaje. Créanme: Vale La Pena, como lo leen, con mayúsculas.
Y por último, trataremos de escarbar en la red a ver que encontramos de cara a la tercer temporada que se espera, con mucha pena, no antes del otoño de 2013... En Europa. Es decir que en las tierras del Río de La Plata, eso significa primavera del año próximo. Septiembre. Mucho tiempo para fanáticos. Pero trataremos de sobrellevarlo lo mejor posible aportando los datos que se puedan.


La serie.

Lo primero que encontramos al asomarnos a "Sherlock" es una interesante forma de presentación. Sus temporadas hasta el momento son dos, cada una consta de tres episodios o capítulos. La duración aproximada de cada uno, es de hora y media. Lo cual la hace especial para sentarse a verla de corrido, teniendo ambas grabadas en DVD. Posibilidad que nos brinda Internet...
El proyecto comienza con Mark Gatiss y Steven Moffat como los creadores que proponen contemporizar al personaje de Conan Doyle trayendolo desde la Londres victoriana de fines de Siglo XIX a la Londres actual, hipertecnológica, deslumbrante en lo visual y a la vez seductora y misteriosa tanto como en su versión anterior; la literaria. Los devotos de Doyle me dirán si podría haber existido Holmes en otro lugar del mundo que no fuera Londres. Lo dudo.
Lo inteligente de este traspaso temporal. es que respeta cada elemento de la fórmula original, De tal forma, no solo Holmes y su compañero y amigo, el Dr. Watson, son traídos desde lejos a esta versión moderna, sino que también están allí Irene Adler, Mycroft Holmes, el hermano mayor de Sherlock y como no podía ser de otra forma, el complejo James Moriarty.

El genial Moriarty del actor Andrew Scott, una composición que llegarán a odiar...


LA Mujer, Irene Adler en la piel de la bellísima Lara Pulver. Un desafío supremo para el buen Sherlock  ¿No lo creen?
¿Que les parece esto? ¿Siguen pensando que Sherlock se mantendrá frío e inconmovible?

Aquí la primer sorpresa con la que me encuentro. El privilegio de ser uno de los creadores de la serie, le otorgó el beneficio a Mark Gatiss de hacerse de un papel central en el reparto: Mycroft Holmes.
El hermano mayor de Holmes es personificado por uno de los dos responsables de la serie, quien además se  reservó el placer de escribir la mayoría de los episodios. Pertenecer tiene sus privilegios dicen por ahí; si no lo creen preguntenle a Mark...

Mark Gatiss, co creador de la serie y uno de los personajes centrales de la historia:
Mycroft Holmes, hermano mayor de Sherlock, nada menos.

En la escencia, los seis capítulos que vieron la luz nos muestran a un Sherlock bastante juvenil (aunque no se podría precisar con exactitud su edad) quien actúa como una especie de asesor anónimo de la policía londinense, sobre todo cuando un caso se torna intrincado y complejo. Ya en el inicio, Holmes conoce a Watson, quien en rigor de verdad comienza como el principal actor de esta trama, ya que es sobre él mismo en quien recae el foco del director para empezar a narrar la historia.
El doctor John Watson es un soldado del ejercito de Su Majestad que queda licenciado del servicio después de ser herido en combate. Su retorno a la vida civil, como en la mayoría de los casos, no es lo que se diría benévolo. Pesadillas atormentan sus sueños, imágenes y recuerdos marcan su psíquis y un extremo sentimiento de desubicación no permite que logre encontrar su lugar. Para colmo de males su situación financiera no es la mejor, entonces un encuentro casual lo pone a las puertas de Holmes.
De ahí a instalarse en el histórico 221 B de la Calle Baker hay solo un paso. Era obvio que aunque se mudara de época, Holmes no se mudaría de barrio. Menos de dirección postal.
El discurrir de los episodios y sus tramas no se alejarán de los relatos de Conan Doyle y por sus actos y diálogos nos iremos enterando de a poco cómo es y cómo funciona el mundo de Sherlock Holmes y cómo es y funciona el otro mundo, el de los demás mortales; de quien se preocupa en diferenciarse de manera permanente.

Benedict Cumberbacht, "Sherlock Holmes", no se dejen engañar por la imagen.
Vayan directo a la serie y luego vuelvan y opinen.

El Holmes que compone Benedict Cumberbacht es preciso, frío y altanero, pero maneja un humor y un sarcasmo que lo hacen ver simpático y, en algún punto, vulnerable. Es que nos preguntamos a cada paso de la historia dónde quedaría este hombre si la lógica y el coeficiente intelectual quedaran neutralizados por una ráfaga de sentimiento e imprevisibilidad. Pues bien, si quieren saberlo, vean la serie.
Watson, en la piel de Martin Freeman, es correcto, ubicado, justo en sus apreciaciones y en sus intervenciones. Pareciera el balance humano que a Holmes le falta. Y téngase en cuenta que escribo lo expuesto aquí sin tener un solo paso por alguna de las páginas escritas por Conan Doyle.
Jamás leí un libro de Sherlock Holmes y mi primer aproximación al personaje viene de mi encuentro con la serie. Por ello, me comprometo en sucesivas entregas (así como lo he hecho con otro personaje histórico de la literatura y el cine. Ver aquí) a investigar la obra de Sir Arthur y cotejarla con su versión televisiva, que dicho sea de paso, es tenida en muy buen concepto por la crítica y el público.
Las demás presentaciones memorables (el tiempo me dará la razón o me marcará el camino del olvido) son las que juegan los actores que interpretan a Irene Adler y al maniático James Moriarty. De verdad ambos merecen un capítulo aparte.

Martin Freeman es el Dr. John Watson


El juego está abierto. 
Ahora me propongo indagar por parte este perfecto rompecabezas que la BBC nos presenta mientras esperamos la tercer temporada. Mientras tanto, recomiendo que quien todavía no la haya visto, se ponga en campaña para conseguir la serie, se siente a disfrutarla y luego vuelva aquí a volcar sus impresiones.
Habrá más Sherlock en este humilde sitio, en los meses siguientes para acompañar la espera de los fanáticos.
Estatua de Sherlock Holmes, según Conan Doyle,
que se ubíca en Edimburgo, ciudad de nacimiento del  escritor





martes, 14 de agosto de 2012

Un poco de publicidad propia...

Para bajar y guardar en formato de imagen. Puede ser reenviada a quien requiera asesoramiento sobre el particular

viernes, 27 de julio de 2012

Batman Vuelve, Inicia, Regresa y Asciende... Batman esta por todos lados.

Momento culmine en la vida de un personaje que a pesar de sus años de vida goza de buena salud y vigor.
Yo entiendo que lo visual en estos tiempos de hipertecnologia seduce masas y hace delirar; solo quiero aportar que en medio de tanto despliegue técnico, lo creativo sigue vigente y tiene doble valor frente a esos recursos.
Un sitio dedicado, principalmente, al Batman de nuestra infancia, aquel que supo componer Adam West entre 1966 y 1969 y que se convirtió en el ícono cultural de una corriente pop que aún cincuenta años después se sigue reivindicando y está vigente.



El sitio no solo recoge en sumo detalle todo el universo de la serie, sino además brinda extensa y muy buena información adicional relacionada con ese mundo y otros relativos al encapotado.
Realmente vale la pena, antes o después de ver Batman Rises, el explorar este sitio que, por si no lo aclaré, por encima de todo lo dicho pertenece en propiedad intelectual y confección a un compatriota argentino.
Señores, de pie. Argentina es uno de los pocos lugares en el mundo en el que, como se hiciera con Guy Williams, veneramos a Mr. Adam West como lo que corresponde: Un Mito de Nuestra Infancia.



¡¡Felicitaciones Martín Zamorano, Walter Almada!!
Por un trabajo excepcional y por mantener vivo un retazo de historia y tiempo ligado a la infancia.

sábado, 7 de julio de 2012

T.V.Recuerdos - El Hombre Nuclear (1975) Parte 2

Vino, Mujeres y Guerra...


(La primera parte de esta nota aquí)

"Wine, Women and War"fue pensada y ejecutada para funcionar como un enlace entre la presentación de la idea y la futura serie.
Para esta ocasión ya se empiezan a ajustar detalles de cara al futuro. Por ello el personaje de Oscar Goldman aparece tal cual lo presentaba la novela y es puesto para quedarse. El rol lo jugaba Richard Anderson, actor que jamás se desvincularía del proyecto y que además actuaría de puente entre "El Hombre Nuclear" y "La Mujer Biónica"; la segunda desprendimiento de la primera y por primera vez un mismo personaje, con peso específico propio, jugando un papel importante en ambas tiras. Años más tarde los americanos llamarían a esta modalidad "Spinn Off".
No ocurrió lo mismo con Martin Balsam y su personaje el Dr. Rudy Wells. Se ocupó del rol en el filme, pero rápidamente fue reemplazado y para el momento de arrancar la serie, el encargado de personificarlo fue Alan Oppenheimer (el mejor Dr. Wells a mi juicio) quien pasó a para encargarse del personaje durante toda la primera etapa.
Posteriormente, Martin E. Brooks tomaría la posta y, al igual que Anderson, su personaje crecería en  importancia gracias a "La Mujer Biónica" tira en la cual terminaría gravitando más aún que en las participaciones que tenía en "El Hombre Nuclear"

Un tercer filme se emitió antes de dar paso a la serie: "Solid Gold Kidnapped" fue su título y es poco menos que una perla hoy en día dado que es muy difícil de encontrar.
En 1974 "The Six Million Dollar Man", título original de la serie, se estrenó en Estados Unidos y un año después lo hizo aquí en Argentina; desde allí y hasta 1978 se filmó y emitió de manera ininterrumpida.
Aquí, con el clásico de las repeticiones, el tiempo de explotación del fenómeno fue muy superior ya que con cambios de horarios, luego de canales y más tarde pasando a señales de cable retro, la serie se emitió hasta hace pocos años atrás. Todo un record ¿verdad?
Pero la verdadera vuelta de tuerca en la historia de la serie se dio sobre finales de la segunda temporada.
Capítulos 19 y 20 sobre 22 que se verían ese año. A estas alturas, sumando primera y segunda temporada, la serie tenía en su haber 32 capítulos. 
Un capítulo doble fue furor.Ya el título era explosivo en sí mismo "La Mujer Biónica". 
El Coronel Austin, vuelto de una misión bastante arriesgada en la que debe recuperar unas placas robadas nada menos que para imprimir billetes de dolar, decide tomarse un tiempo de vacaciones para lo cual regresa a su pueblo natal en Ojai, California, un pequeño lugar al Noroeste de Los Ángeles y al Este de Santa Bárbara. Allí se reencuentra con su novia de la adolescencia, una tenista profesional con quien pareciera que retoma su relación a pesar del tiempo transcurrido.
El desarrollo de la historia de éstos dos capítulos en particular, y que desembocará en el origen de una serie nueva y no menos exitosa, será tratado en otro artículo más adelante y con la extensión que merece.
Lo importante para ésta nota, es que el éxito absoluto desbordaba la serie y lejos de pensar en planteos sobre como seguir de cara al inicio de la tercer temporada, la marca se convertía en franquicia y la producción de dolares se multiplicaba por dos o por cuatro.

Nuestro Hombre Nuclear

Cada martes puntual a las nueve de la noche por el viejo Canal Siete, la serie iniciaba cuando se escuchaban los sonidos de una computadora funcionando, las luces de un tablero que encendían y la música dramática que antecedía a la conversación que se escuchaba de fondo entre el Coronel Austin y el control del vuelo que estaba por comenzar.
"¿Los instrumentos están en órden?" Preguntaban desde el Control de la misión.
"Los instrumentos están en órden Control" Contestaba la voz inconfundíble de Austin y así cada semana arrancaba un capítulo que, con mejor o peor calidad de producción, nos atenazaba a la silla por una hora y luego nos daba tema de charla al menos para un par de días.
Recuerdo algunos capítulos memorables que pasaron a ser mis preferidos con los años, por eso trataré de ir rescatandolos del tiempo y veré si los puedo subir aquí.
Mientras tanto, algunas fotos para refrescar la memoria y disfrutar de algo que nos acompañó en aquellos buenos años de infancia y adolescencia.
Esto sigue. Esten atentos.

Portada característica de la época por el diseño gráfico. Tapa de la clásica revista TV Guia del
año 1976, cuya edición nacional se comercializaba también en nuestro país. 

Uno de los tantos muñecos de la colección Kenner, un clásico de la época
que solo incluía en sus colecciones iconos del cine y la T.V. consagrados por
el público y las taquillas.

Pie Grande, uno de los más temidos adversarios que el Coronel Austin debió enfrentar

Figura correspondiente a La Mujer Biónica

Original y hermosa presentación de la última colección definitiva presentada en DVD´s, bonus incluídos

Una curiosidad con todas las letras. Un disco simple
de 33 RPM con historias de El Hombre Nuclear
para niños. En aquellos años era un producto
muy común y difundido en la sociedad EEUU.
"Helado Bionico" Todo sirve para hacer $




Lee Majors... Según pasan los años. En el momento de la serie... 


...durante los años 80

... y en la actualidad. Concluimos que la Bionica no detiene el paso del tiempo.  Por suerte.

Una lunchera para chicos.

Bigotito anchoita para Lee Majors en los capítulos previos a ser cancelada la serie.
Parece que a esa altura ya nada importaba

Una joya. Publicidad de la época de una de las variantes del muñeco Kenner.
En este caso el mismo venía en un tamaño considerable (13 ´´) si no me equivoco.
Como extras, se podía ver a través del ojo bionico (catalejo miniatura incluído),
un dispositivo en la espalda tenía la voz grabada de Austin y se podían oír sus
indicaciones a través de un auricular incluído.
Un botón oculto le permitía levantar el block de un motor con el brazo derecho y
como si esto fuera poco, la estación de mantenimiento bionico remota a la que
Steve se conectaba para controlar el funcionamiento de sus miembros artificiales.
¡¡Quiero volver en el tiempo!!

El mismo pack de base anterior pero con mejoras, lanzado un tiempo después.
El aviso viene con más amplia explicación.

Detalle del ojo bionico del muñeco Kenner

Revista de la época (julio de 1976) con temas exclusivos dedicados
a la serie. Te mostraban los sets de filmación, te presentaban a La Mujer  Biónica y te ofrecían las biografías
completas de Lee Majors y Richard Anderson.

El Kenner en detalle. Bastante trucho para lo que acostumbramos hoy
¿no?

Colección ampliada de Muñecos. Aquí ya incluimos a Oscar Goldman, a Austin en traje de astronauta, de civil y como piloto de pruebas. Pie Grande también forma parte de la colección y Jaimie Sommers aparece en equipo deportivo y en ropa de calle.



Por último, citar los siguientes links de donde se tomaron algunas fotografías y en los cuales se encuentra información de sumo interés para ampliar lo expuesto aquí.


http://bionic.wikia.com/wiki/Main_Page

http://www.retrothing.com/2009/02/upgrade-your-six-million-dollar-man-action-figure.html

http://space1970.blogspot.com.ar/2011/03/six-million-dollar-man-1976-tv-guide.html

http://www.midlandmemorabilia.co.uk/SIXMDM.htm

martes, 24 de abril de 2012

Libros / Opinión - "Vivir y Dejar Morir" (1954)


Cuando uno avanza sobre el trabajo de Fleming, "Vivir y Dejar Morir" es su segundo libro, entiende con bastante claridad lo acotado que era como escritor. No obstante esto, sí debe otorgarsele el mérito de saber dosificar la acción y ser detallista agregando datos y comentarios que terminarían ilustrando al lector en un recorrido por el buen vivir y el gusto por los lujos excéntricos.
Fleming no se complicaba la vida escribiendo, por el contrario, para no perder de vista el goce de redactar se ciñó a una estructura literaria que respetó a conciencia hasta poco antes del final de su corta carrera como escritor. Una vez definida la fórmula, solo le restó cambiar y combinar diferentes ingredientes como antagonista, lugares y momentos, villanos, acompañantes femeninas, motivación criminal e imaginación malvada.
Tal como ocurriría años después con los filmes, Bond estaba predestinado desde su nacimiento a ser un producto controlado y previsible. Su padre literario al menos no le permitiría cobrar vuelo solo. Tampoco sus tutores cinematográficos. Hubo que recorrer casi cincuenta años para ver al buen James con nuevos bríos y sangre renovada.
Entonces... ¿Cuál es esta famosa fórmula? Básicamente todo inicia cuando algo le quita el sueño a M, el frío, cínico y distante almirante retirado que dirige el Servicio Secreto Británico y la mayor parte de la vida del Comandante Bond. M pone al tanto a Bond del problema. Bond va a donde le indican. Invariablemente allí se encuentra con quien a la postre será el villano y archienemigo. Este sujeto siempre tendrá a mano a una dama en apuros con quien lo unirá una relación enfermiza del tipo amor - odio. Por tanto esto, Bond esta condenado a salvarla.
Al iniciar la acción, Bond toma la iniciativa de ir sobre el villano. El primer round siempre queda a su favor. En el segundo, advertido ya el villano, evadirse no le va a ser tan fácil. Aquí entra la escapatoria por los pelos, luego de lo cual Bond reagrupa fuerzas y vuelve por el éxito. El villano lo atrapa y todo parece quedar perdido; ante su impotencia aquel no resiste a revelarle sus intenciones en total detalle, luego de lo cual lo condena a muerte: Por lo general, dolorosa y desagradable. Pero aquí es donde mente y cuerpo del experimentado agente se colocan por encima de lo normal y, aunque siempre mal herido, se sobrepone a la situación y termina venciendo al villano y salvando a la chica.
Es obvio que el estado físico deplorable en el que Bond queda después de esto amerita un tiempo de recuperación, siempre acompañado de la dama rescatada, lo cual justifica una pseudo luna de miel en la que la dama tiene oportunidad de agradecer debidamente el sacrificio del abnegado agente.
Y aquí se termina la historia. La continuidad y cierre definitivo, vendrá al comienzo de la siguiente asignación que encontrará al comandante de nuevo solo y repuesto, con el ego y la sexualidad recargados para afrontar  el nuevo desafío que le impondrá su jefe.
Hecha esta aclaración, podremos entrar a la historia y ver de que se trata.


Es interesante ver la visión que Fleming tiene como ingles del resto del mundo y cómo traslada a Bond esa visión. Recordemos que estamos ubicados a principios de los cincuenta en Europa; la Segunda Guerra Mundial acaba de terminar apenas unos años antes y el mundo esta bastante sensibilizado en muchos aspectos.
Bond vuela del Reino Unido a Estados Unidos y lo primero que registra al llegar es una sociedad americana impersonal, mecanizada, paranoica por la amenaza nuclear en mucha mayor medida que los europeos. El recorrido por los lugares que visita le muestra que esa paranoia está a flor de piel en los carteles que indican refugios y en los permanentes avisos que determinan que se puede y que no se puede hacer, todo en aras de la seguridad general.
Como contrapartida a esto, Bond se sorprende por el mecanismo consumista que intenta volver a poner a la sociedad en un ritmo de supuesta normalidad post guerra; Hitler y sus huestes nazis parecerían haber desaparecido, lo que nadie sabía era que Stalin y los suyos serían una pesadilla aún peor y de larga duración.
Es gracioso ver desde aquí cómo en ese momento la cultura inglesa creía ser abierta cuando en realidad las novelas de Fleming eran un decálogo racista. Bond prácticamente odia o no comprende a cualquier etnia que no sea sajona o normanda. Detesta a los italianos, no tiene piedad con búlgaros o checos y de hecho los rusos son el enemigo a batir. Para no perder la línea, en "Vivir..."los malos están encarnados en la piel de hombres de raza negra, con el agravante de asociarse con comunistas, que se dedican a cuanto negocio mal habido pueden controlar y administrar. En especial bares, prostitución y tugurios de dudosa moral que albergan todo tipo de ejemplares del sub mundo del crimen.
Fleming hace a este punto una pintura mas bien tétrica de lo que uno hubiese visto en Nueva York de haber viajado en aquel momento. Y las elecciones que hace (color, raza e ideología) terminan siendo de lo más provocador para la época, regida por conceptos pre claros de actitud occidental, liberal y cristiana.


Bond llega por primera vez a América por estos años posteriores al final de la Gran Guerra, a principios de los cincuenta, con la misión que M le encomendara referida a investigar la aparición de partes de un antiguo tesoro que data de la época de la piratería británica. En apariencia, el oro y joyas proveniente de esas arcas se utiliza para financiar actividades delictivas y de espionaje. 
Quien encabeza la organización que controla este embrollo es un tal Bonaparte Ignacio Gallia, particular exponente de raza negra conocido por la contracción de su nombre como Mr. BIG, mitad francés mitad haitiano, cuyo rasgo distintivo a la vista era una enfermedad crónica cardiovascular que hacía que su piel tuviera un eterno tinte grisáceo.  La leyenda decía, y hacía creer a las legiones de hombres y mujeres formados o no en la religión vudú, que Mr. Big no era otro que la encarnación del Barón Samedi, Príncipe de las Tinieblas en las culturas afro, que venía a comandar a las legiones de zombies que él mismo se encargaba de crear a partir de humanos débiles y distraídos que caían bajo su dominio.
Este particular, es el método por el cual el tal Big controla una vasta y extensa red de gente a disposición dentro de la comunidad negra de Estados Unidos y el Caribe.
Lo cierto es que Bond va introduciéndose en un  mundo y una cultura ajena a él en absoluto, con la ventaja de la ignorancia en lo que a religión y sugestión respecta. Es este desconocimiento lo que le permite ver la cosa como son: Mr. Big es solo un hábil manipulador que dirige y administra la voluntad de gran parte de la población delictiva negra, basado en el efectivo método del miedo y la violencia. El recorrido de 007 queda sembrado de cadáveres por los sitios que va recorriendo.
Los anónimos colaboradores de Mr. Big surgen de cualquier lugar donde hombres y mujeres negros trabajen o desempeñen sus vidas. Camioneros, vagabundos, rateros, changarines de estación, mozos, guardas de tren, choferes o acomodadores de cine, conforman una endiablada pirámide en cuya cúspide está el omnipresente franco-haitiano.
A duras penas Bond logra sacudirse de encima la asfixiante e implacable persecución que lanzan sobre él. En algún momento del libro de verdad Fleming nos hace creer que esta gente controla los Estados Unidos. Están en todos lados y lo controlan casi todo. Pocos pueden moverse sin que Mr. Big controle sus movimientos. Desde aquí el autor nos muestra aristas del perfil de Bond que serán clásicas hacia adelante y que serán vinculantes entre él y su personaje.
Bond, como Fleming, es un conocedor y aficionado del mundo submarino. Claro que a diferencia del autor, el personaje tendrá características superlativas al respecto. Para la época en que Cousteau estaba perfeccionando el invento que revolucionaría la exploración subacuática (el equipo de respiración autónoma) era de esperar que sería Bond uno de los primeros humanos en dominar el arte del buceo con este equipo.
Ya veremos en varias historias posteriores cómo Bond echa mano de sus habilidades físicas para el submarinismo. De hecho en "Vivir..." el asalto a la guarida de Mr. Big es un ejemplo maravilloso.


Con todos estos ingredientes, quienes auguraron un futuro promisorio para el personaje no se equivocaron.
La saga de libros editados y las veintidós películas a la fecha dan prueba de ello.
Por mi parte opino que "Vivir..." es uno de los mejores libros de Fleming junto a "Operación Trueno" y "Dr. No", los tres ambientados en el entorno que mejor le sienta a un ingles oprimido por la fría y húmeda Londres, el Caribe cálido y de ensueño con playas de arena blanca y aguas transparentes donde echarse y relajarse después de salvar al mundo.

martes, 17 de abril de 2012

Libros / Opinión - "Moonraker" (1955)


"Moonraker" es un libro diferente a lo que Fleming hizo respecto de sus dos novelas anteriores. Después de mucho leer su obra y a sus analistas, entendí que a pesar de que escribía bajo un esquema fijo, Fleming siempre intentó abordar la narración de sus historias desde puntos de vista diferentes.

Portada de edición  inglesa de "Moonraker" 


En "Casino Royale" arrancó por una base conocida, su propia experiencia durante la Segunda Guerra observando a un grupo de agentes nazis jugando en casinos de Portugal, y eligió el conflicto amoroso para presentarnos el perfil de Bond en rasgos generales.
Con "Vivir y Dejar Morir" tomó una postura más arriesgada y, haciendo pie en tópicos sociales  controvertidos para la época (ver nota), eligió enmarcar la aventura de Bond en un cuadro más exótico y aventurero.
Para su tercer libro, "Moonraker", decide complicarse la vida y presentar el capítulo de turno de la aventurera vida de Bond a través de una trama por momentos un poco forzada y poco comprensible desde lo formal.
Bond está en uno de esos períodos del año en el que sus servicios Doble Cero no son requeridos. El aburrimiento y el hastío perjudican a los agentes de la sección que están inactivos. Por lo tanto el jefe M decide romper ciertos códigos y la rutina solicitando la ayuda de Bond de manera personal. 
Hay un personaje muy afamado en círculos sociales de Londres que es descubierto haciendo trampas jugando cartas en rutinarias reuniones de clubes de hombres. Si el susodicho fuese un ilustre desconocido, solo sería puesto en evidencia y desterrado del circuito exclusivo de entidades elitistas de caballeros. Pero resulta que el estafador en cuestión es el nuevo mecenas del gobierno de su majestad, Sir Hugo Drax, millonario filantropo que decide donar al gobierno británico la tecnología y el dinero para desarrollar un  misil defensivo de características continentales. Cualquiera que ose desafiar al Reino Unido dentro de Europa, debe saber que éste posee la capacidad de golpear a un potencial agresor a distancia y con un arma capaz de transportar la misma carga mortal que los japoneses sufrieron en Hiroshima y Nagasaki.





¿Cómo manejar el bochorno de que semejante figura pública estafe a sus compañeros de juego en algo tan intrascendente como una partida de cartas?
M echa mano de las habilidades y gustos del Comandante Bond y lo invita a participar de una partida con el benemérito Sir Drax, divirtiéndose y cosechando unas libras en ganancias libres de impuestos, al tiempo de descubrirlo y escarmentarlo en la privacidad de la mesa de juego, pero haciéndole entender que lo mejor es desistir de la poco elegante actitud de estafar a sus colegas.
Este, si se quiere gracioso punto, es el inicio de un camino largo y tortuoso que Bond deberá recorrer para poner al descubierto la mayor conspiración que Inglaterra afronta desde la intención de Hitler de invadirla. Y por cierto que es bastante interesante de abordarla.

Primero, Fleming acepta el reto de superarse un poco respecto de sus anteriores libros complejizando la trama y el planteo del conflicto; y segundo, aprovecha de forma ordenada y directa para revelar detalles de la vida íntima de Bond, aprovechando la falta de urgencia y de crisis con la que abre esta historia. 
Es decir, no tenemos nada más urgente de que ocuparnos, entonces comienza a revelarnos pequeños detalles cotidianos de la rutinaria vida del Comandante.



Edición de la Editorial Albón con detalles interesantes de gráfica. La foto
que ilustra la tapa refleja muy bien el personaje de Sir Hugo Drax
aunque sin corresponder al personaje compuesto para el filme.
El fotograma de contratapa corresponde a otro filme Bond.
Para el momento de la edición del libro el filme aún no se había realizado.
De tal manera nos enteramos como al pasar que Bond es, ademas de espigado y alto, un tipo de espaldas anchas. Al menos así lo indica una observación en momentos en que sale de un ascensor, yendo desde el polígono de tiro en los subsuelos del edificio del Servicio hacia sus oficinas.
Se hace una descripción interesante de este lugar en el que pasa gran parte de su tiempo entre asignación y asignación. El Servicio mantiene en activo solo a tres agentes Doble Cero y todos comparten un mismo lugar de trabajo. Un amplio y espacioso despacho amueblado con tres grandes escritorios y mobiliario necesario para el trabajo de oficina.
Aquí nos enteramos del nombre de otro Doble Cero, Fairbanks, quien se halla descansando brevemente en Berlín luego de una misión, mientras que el otro Doble Cero en activo, 0011, esta a ese momento extraviado en algun lugar de Singapur en el marco de una misión en desarrollo.
Gran parte del tiempo que Bond pasa en la oficina se dedica a revisar expedientes relacionados con su trabajo; generalmente información que debe asimilar para estar mejor preparado acerca de lo que va a encontrar en el campo de acción cuando le toque salir a él.
Esto sumado a practicas de tiro, adiestramiento físico y alguna que otra interconsulta con departamentos afines del gobierno, es el grueso del trabajo que un anónimo funcionario del servicio afronta día a día.
Fuera de esto, la vida de Bond transita por una rutina tan chata como improductiva a los ojos de cualquier mortal que pueda analizarlo.
No tiene ningún tipo de planteo espiritual, religioso ni existencial. Toma la mayoría de sus comidas en la cantina del servicio o en alguno de los clubes de hombres que un par de veces a la semana frecuenta después del trabajo.
Sus otras actividades son el golf, el cual juega generalmente los fines de semana, y el descanso en su modesto departamento de dos habitaciones atendidos por May, una mujer escocesa entrada en años que funciona como su ama de llaves.
Acorde a esta filosofía pasatista, sus vínculos afectivos se limitan a las tres relaciones que mantiene con sendas mujeres casadas. Una garantía para asegurar que ninguna progresará más allá de lo sexual y casual.
Su renta anual es bastante modesta, pero compensa ese monto con los extras que obtiene de los reembolsos que obtiene de sus viajes en las misiones que cúmple. No obstante esto, considera que acumular efectivo o posesiones es improductivo, por ello mantiene en un mínimo el monto de una cuenta de resguardo y el resto lo dedica a gastos y a inversiones en gustos particulares. Sostiene la postura de que a su muerte, por falta de herederos, quiere legarle al estado la menor cantidad de dinero posible.
En las siguientes entregas de las notas en que desarrollaremos el análisis de "Moonraker", habrá mas detalles de la vida de James Bond, además del análisis de la novela en sí.


Poster del filme de 1979. Como se ve, pocos elementos del libro original fueron conservados para el guión.




jueves, 12 de abril de 2012

Imágenes que dicen más que palabras...

Para quienes estén siguiendo el desarrollo del libro "Crónicas de la Orden de La Luz", tengo el gusto de presentar aquí hoy un material invaluable que viene de otros tiempos. Literalmente...
En momentos en que el libro fue redactado, un entrañable amigo y compañero se fue mimetizando con la historia y le surgió de plasmarla en imágenes.
El resultado es el que expongo.
Y todas las palmas se las lleva el Sr. Damián Martino, genio del dibujo y el arte conceptual, responsable de la creación de todo el universo visual que se generó a partir de la historia.
Sus diseños y dibujos llamaron la atención de la mismísima Disney Latinoamérica, con quienes hemos sabido tener nuestro momento de oportunidad.
Y hoy los hemos traído del arcón de la abuela para que todo el mundo pueda ver y disfrutar.
Espero que también generen comentarios que serán bienvenidos.

Un wallpaper muy original con el nombre que al inicio del desarrollo se había dado al proyecto.

Uno de los primeros dibujos del personaje principal, El Caballero.

Ogro, siervo de las fuerzas oscuras.

Una pose típica de El Caballero, previa al combate.

El Caballero desembarca en la ciudad sitiada por tropas Thai Shi

Xarthis, el iguanoide. Un ser de genética reptílica con aportes humanos.

Uno de los afiches publicitarios de la novela

Afiche en el que se pueden apreciar los nombres de cada integrante del proyecto.

Otro Poster...

El Prime Sire Obscurantis, núcleo energético de las fuerzas oscuras

Una de las varias presentaciones del General Rogue Kensheree, Comandante de las Legiones Negras.

Una versión  muy particular de El Caballero mutando luego de cumplir su primer ciclo evolutivo.

Tropa Oscura

Guerrero Thai Shi

martes, 10 de abril de 2012

Ensayos / "Argentino: ¿Marchó Ud...


"Argentino: ¿Marchó Ud. A las Fronteras?" es un ensayo histórico con eje en una experiencia autobiográfica vivida en el año 1979. Estando en la escuela secundaria, el gobierno de facto promueve una movilización nacional de cientos de miles de jóvenes estudiantes secundarios de escuelas de Capital y Gran Buenos Aires, para marchar en delegaciones a escuelas de frontera.
El objetivo: mostrar una capacidad de despliegue y acercamiento hacia áreas remotas del país en momentos en que los ecos de una posible guerra con Chile aún  podían oírse.
El libro se ocupa de narrar con un relato pormenorizado el detalle del viaje, su preparación y los resultados, a la vez que ubica al lector en tiempo y espacio, llevándolo a aquel año y haciéndole palpar cual era la realidad del momento. Por último, se analiza de manera personal las conclusiones del viaje a la luz de los años pasados y de la visión de un adulto que vuelve a pasar revista a la experiencia adolescente. 

El diario de viaje redactado en aquella época es la columna vertebral de este libro, editado por Bibliográfika en 2008.




El libro está disponible para su adquisición en edición impresa.



sábado, 7 de abril de 2012

Cuentos del Autor / Ella y La Luna...


Ella y La Luna Sobre Bourbon Street


“Espero quieta bajo la luz de la luna y las luces. Ellos pasan anónimos y desprevenidos ¿y si supieran que jamás verán mi rostro durante el día?...”

Estela tiene un halo de misterio que la envuelve y la sigue, como si fragmentos de la tela más delicada y fina flotaran alrededor de ella. Es esbelta, de piel pálida y labios carnosos, pintados de un delicado y llamativo carmesí. Su cabello es negro como la noche, y no gracias a aditivos sintéticos, y enmarca un fino rostro de grandes ojos grises. Estela camina por Av. Santa Fe, tarde, de noche, en viernes. Fuma con delicadeza y sensualidad y mira vidrieras mientras camina despreocupada. Sabe de las miradas que le cruzan, pero ella no las corresponde. Tiene pechos pequeños y firmes Estela; parecen dos gotas de agua. Las manos delgadas, los dedos finos, las piernas bien torneadas y firmes. Estela es alta, más que la media para una mujer, y tiene una apostura señorial. Estela vive sola; se mueve sola; duerme sola. Pero no se acuesta sola.
Enfundada en su catsuit arrastra miradas de hombres y mujeres. El largo impermeable de legítimo cuero negro baila con la brisa y juega a mostrarla… ahora sí… ahora no. Su figura se recorta por partes para deleite de los que la cruzan; como si verla toda entera fuese una maldición, una pena que se paga caro.
Busca a su hombre Estela. Vaga con la esperanza de hallarlo algún día. Se para en una esquina y observa el resplandor de la luna contra las cúpulas de los edificios de estilo frances; sueña con ver un movimiento, una figura recortada a contraluz. Y una vez más no hay nada.
Baja la vista y sigue su camino, Estela.

“Hace tiempo me convertí en lo que soy. Caí en ello siendo joven e inocente.
Condenada a vagar bajo la luz de la luna, tengo la mirada de la cortesana y las manos del sacerdote ¿Por qué amo lo que destruyo y destruyo lo que amo?

Derrocha sensualidad y elegancia Estela. Puede elegir que hacer cada noche; de hecho recorre la ciudad deteniéndose en diferentes fiestas a las que la invitan. Fiestas de alto nivel, veladas de gente bien. Le agrada lo delicado y admira la inteligencia; no seduce ni se deja seducir por quien no es inteligente. Y el término “inteligente” involucra muchos otros términos en su particular, extenso, vocabulario. Estela elige a sus hombres de una manera muy especial. También a sus mujeres. Pero con éstas no es tan complicado. La ley de atracción de iguales funciona mucho mejor entre mujeres que entre hombres y mujeres. A las mujeres las elige por su recato; por esa sutil manera de hacerse notar, sin llamar la atención. Le agrada el cruce de miradas discreto, un acercamiento casual, beber una copa al ritmo de una conversación interesante. Estela prefiere hablar de arte o viajes, con preferencia hechos por Europa. Domina varios idiomas Estela.
Con los hombres, ellos no pueden no hacerse notar, es diferente. Pierde un poco de ese recato femenino. Les frena el envión cuando arrancan impetuosos y si no lo saben comprender, ahí mismo detiene el avance. Mide los tiempos; y si su compañero es paciente y sabe llevar el juego, ahí van juntos a la aventura. Si no, no. Reconozco que tuve que ser fuerte cuando la encontré parada en la esquina de Santa Fe y Callao. A pesar de haberla visto y observado interminables noches desde afuera de su ventana, de conocerla hasta en íntimos detalles, de verla con la mirada perdida buscando algún desconocido consuelo, tuve que pensarlo dos veces antes de ir en su búsqueda.

“No sirvió de mucho nacer en cuna de oro; una familia aristocrática, de buen nombre… Recorrer el mundo, los mejores colegios… Solo para terminar rogando a Dios en lo alto a la vez que lo niego… Soy lo que soy y ¿debo pagar por ello?”

Cruzó Callao y siguió por Santa Fe calle arriba. Caminó hasta un pub y se perdió en el ruido del interior, atestado y de atmósfera densa. Llegué justo cuando alguien le encendía otro cigarrillo. Estela se irguió, echó la cabeza hacia atrás y extendió su delicada  mano de largos dedos para tomarlo y separarlo de su boca suavemente. Sopló hacia arriba y una columna de humo azulado salió de entre sus labios, como si un espíritu la abandonara. Como si un efectivo conjuro hubiese hecho salir de su interior a la esencia que la llenaba.
Le eché al hombre una mirada fugaz y supe que tendría una oportunidad. Parecía saber moverse. Algo en su forma de tratarse me hizo pensar que se conocían. No; era poco probable. Estela se hallaba cómoda.  La forma en que se reía y movía la cabeza, balanceando el cabello lacio que iba y venia con gracia. Hablaba con entusiasmo; sacudía la ceniza en un cenicero con un elegante golpe de índice; se pasaba los dedos peinándose, abría los ojos sorprendida por un comentario. A él no se lo podía ver bien ahora, estaba de espaldas. Me quedé mirando mientras tomaba algo para justificar la estancia.
Salió sola Estela cuando no había pasado largo rato. Su mirada llevaba algo de rabia, cosa no habitual en ella. Por algún motivo el hombre estaba adentro y ella allí afuera. No había sido una buena elección.
Justo detrás de mí alguien salió y la llamó cuando ya me había sacado media cuadra de ventaja. Usé el celular como excusa para tomar distancia y observar.
Saludo. Charla cordial pero distante. La chica insiste y Estela niega con estilo. “No hoy. Otro día tal vez” y se aleja con el mismo paso elástico, elegante, que la trajo hasta allí. Y yo vuelvo a ponerme en marcha a la saga. Se la ve tan bella que casi debo obligarme a recordar lo debo hacer. El no sonido de sus pasos me devuelve a la realidad y me hace estar alerta. Su pelo vuela detrás de ella igual que los faldones de su largo saco. Puedo percibir su perfume desde aquí. Y cuando me doy cuenta de eso, algo cambia de golpe. No debería ser así.
Estela se detiene en seco y se vuelve para mirarme. No tengo donde esconderme. Solo atino a devolverle la mirada, clavado allí en medio de la calle.
Estela retoma el paso, serena, y vuelve al movimiento de Santa Fe. Pareciera que me da opción a alcanzarla. Al sumarnos a la corriente de gente que arrastra, quedo por un segundo frente al gran espejo de una vidriera y me observo. Mi cara, de mandíbula ancha, cuadrada, piel clara, ojos azules y nariz gruesa, me devuelve la mirada y certifica mi sospecha. Vestido también de negro, he atraído su atención. Lo siguiente en lo que repara es en mis rasgos europeos; mi altura también me delata como extraño de estas tierras. Busco una librería atestada de ejemplares de temas diversos y me entretengo a hojear “15th Century Paintings” de Rose-Marie y Rainer Hagen. De repente está parada a mi lado.
Muy buena elección, me dice en perfecto alemán. La observo curioso. Está tan cerca que su perfume se entremezcla con el leve aroma del tabaco de los cigarrillos que le vi fumar. Como me quedo callado unos segundos, me interroga en holandés. Pregunta si se equivocó en la observación o el idioma. En ninguna, contesto sonriendo. Y agrego que debemos ser especiales para vernos entre la multitud.
Puede ser, dice ella, simpática pero formal.
“Jared de Alemania” Digo extendiendo la mano. “Estela de Argentina”.
Estela empieza a dirigir la charla por carriles de prueba, testeando conocimientos y haciendo un tour virtual por algunos lugares de Alemania para luego pasar a Polonia y demostrar que es una experta en territorio antiguo rumano y yugoslavo. Casi nada de eso existe ya, pero a ella le gusta recordarlo así. Pasamos de pintura a edificaciones, de música a ballet y de ballet a ópera. Exploramos un poco de literatura, desde algo divertido hasta curiosas e interesantes teorías de programación neurolingüística.
Pasamos a un café donde la charla se hizo más intimista y ella me mintió descaradamente acerca de un pasado inexistente. Debo reconocer que en un punto unió cosas de su verdadera historia con las de su personaje. A un momento de la noche, comenzó a sacar las primeras armas de seducción de su arsenal. Por lo visto había yo aprobado el nivel de iniciación. El hombre del pub quedará en deuda conmigo de por vida  y nunca va a saberlo.
Estela apronta un cigarrillo insinuando esperar mi respuesta.
Sin perder el hilo de lo que hablo se lo enciendo como un acto natural, cási distraído. Me pregunta si no fumo. Le respondo que no, pero siempre llevo encendedor por una ocasión como esta. Se sonrie e inmediatamente me pregunta si me molesta. En absoluto. Me agrada ver como le sienta el fumar, le da un halo de magnetismo sexual irresistible.
Sonrie y me observa. Sin dejar de mirarme fijo se lleva el cigarrillo a los labios. Lo marca con la pintura, aprisionándolo, aspirando una bocanada de humo que un segundo después sale hacia arriba entre un mohín.
Dejamos correr un rato más de intimidad cada vez más sensual. Estela hace bien su trabajo, yo hago bien el mío.   Nos retiramos del lugar con dos rondas de café y una botella de champagne encima. Una salvaje excitación comienza a sobrevolarnos de manera sutil. Me sorprende volviéndose de repente camino a la puerta, obligándome a pegarme a ella. Deja que mis brazos la rodeen dentro del abrigo recién puesto y me invita a recorrer su espalda desnuda, de nuca a cóccix. No lleva nada debajo del catsuit y se divierte con mi reacción. Me regala un beso rápido. Su boca se siente fría y sus labios confunden el rojo fuego de su color con el azul hielo de su piel. Está empezando a cambiar.
Su excitación comienza a transformarla. Me habla al oído. Me provoca. Promete placer, locura y lujuria. Ya no es la distante y lánguida mujer joven que flotaba por Avenida Santa Fe. Se convierte en una mujer felina que me arrastra, ahora soy su presa indefensa.
Estela no corre riesgos. Es mi hotel o su casa, y elige su casa. Me obliga a elegir su casa. Y no vacila en usar los métodos que sean necesarios.
Los ojos de Estela se agrandan y su piel adquiere un color diferente. Apenas puede contener la progresión de su deseo. Algo la empuja fuera de sí. Una vez más debo reconocer que, pese a toda mi formación, el esfuerzo que hago para mantenerme controlado es enorme. Es casi imposible sostener el embate de sensualidad, de descarada lujuria, de abierta insinuación que esta mujer ejerce sobre uno.
La ropa comienza a caer en la misma sala de entrada del petit hotel de Recoleta donde Estela vive. La luz de la luna filtra por enormes ventanales cubiertos por dos cortinados, uno fino de algún delicado hilo blanco que no llego a distinguir. El otro, denso, pesado, oscuro. Terciopelo doble color borravino, opaco. Imposible que el sol entre allí. Al llegar a la escalera veo que las únicas manchas oscuras de su cuerpo están a la altura de los pechos, redondos, pequeños, tersos. El resto es una lozanía casi irreal, todo curvas y firmezas. Me urge a ir dentro suyo allí sin más y yo estoy listo. Me tomo entonces un momento para pensar y recuerdo. Hace unos cuarenta años que conozco a Estela. La he visto en diferentes grabados, pinturas, bajorrelieves, pergaminos y documentos; escritos, pintados y tallados a lo largo de los últimos tres siglos. Sting le dedicó “Luna Sobre Bourbon Street”, creyendo que era una leyenda. Me han enseñado a observarla, a seguirla y a vigilarla hasta que mis maestros estuvieron seguros de que no fallaría en mi tarea.
El cuchillo brilló a la luz de la luna. Saltó hacia delante desde el mecanismo que lo contenía, atado al brazo, y le atravesó el corazón, luego de penetrarla desde el plexo. Sus ojos se agrandaron, pero ya no de placer. Su piel se había tornado pálida y fría, sus labios eran de hielo y los colmillos sobresalían diez centímetros de su boca, aún sensual. No emitió sonido; hasta me pareció ver una mirada de agradecimiento, una semblanza de paz en su rostro lívido y condenado siglos atrás.
Deslicé fuera de su cuerpo la lámina de plata pulida y lo observé por última vez, bello y excitante, antes de que empezara a descomponerse. Un pequeño lujo que pude darme por haber sabido resistir el mortal encanto que Estela despertaba en los desdichados humanos que cazaba para vivir.