miércoles, 25 de junio de 2014

HISTORIA EN FOTOS - ¿TE ACORDAS DE ESTA TAPA?

Pasarella, antes de la B y "El Campeonato Económico", levanta la Copa del Mundo


Lunes 26 de junio de 1978. La Selección Argentina de Fútbol llevaba horas de haber alcanzado su máximo logro en la historia al haber derrotado a Holanda en la final del campeonato del mundo.
La gloria había bajado del cielo y se había instalado entre nosotros.
La tarde del domingo se presentó fría y nublada; soplaba un viento importante desde el río y sobre las tribunas de la cancha de River. Parecía que el aguanieve empezaría a caer en cualquier momento.
Yo caminaba entre Chilavert y Malaver, estaciones del Ferrocarril Mitre del Ramal Suarez. Iba emponchado y con mi reglamentaria bandera argentina gigante atada a una caña de tacuara, caminando para la casa de mi amigo Martín Barracosa a ver el partido por TV.
No terminaron de pitar el final que ya estábamos corriendo a la calle para alcanzar el primer tren que pasara para ir para el centro a juntarnos con los otros miles que hicieron lo mismo.

Así festejaba la gente
 (Propiedad de Banco de Imágenes Santa Isabel)


De repente el país entero era una gran fiesta. En la realidad en la que si te encontraban en la calle después de las diez de la noche solo te llevaban adentro, ese domingo estábamos todos de gran joda, en las calles y sin importarle a nadie quien era mayor de dieciocho. 
Subimos corriendo la cuesta de la Plaza San Martín, nos metimos por Florida inundada de papelitos (El
Gordo Muñoz discutía vía medios con el personaje de Caloi, "Clemente" este tema) caminamos por Lavalle
y salimos a la 9 de Julio para ver la mayor concentración de gente que habíamos presenciado desde que teníamos memoria. El tránsito estaba cortado, bueno, a medias. La gente inundaba las calles y los coches se metían igual y todo era un caos y a nadie le importaba nada.
Hasta la Policía sonreía... ¡Lo que logra la pelotita!


Av. Corrientes al 600, metros antes de llegar a Florida. La gente invade las calles.
A la derecha se ve el cartel del King´s Hotel, a la izquierda el del Liberty y de fondo, sobre la misma vereda,
el de Héctor Pérez Pícaro, El Trébol de la Buena Suerte, el Garbarino o Rodo de la época.


No tengo idea de que hacíamos salvo maravillarnos y participar de la fiesta. Costaba tomar conciencia del logro. Durante los meses sucesivos no había semana en la cual alguien no organizaba algo para homenajear a los campeones. Les regalaron desde autos hasta menciones especiales, títulos honoríficos y electrodomésticos. Todo era válido para mantener vivo el espíritu de triunfo.
Hoy, muchos de esos mismos idolatrados jugadores de fútbol están pasando miseria y algunos hasta comen de la limosna ajena... Somos así. Está en nuestra genética. Vale tanto para los jugadores como para la gente.

Por esos raros avatares del tiempo y la memoria me acuerdo todo el recorrido que hicimos (y porque lo hicimos) volviendo por Corrientes, donde me crucé a mi compañera de siempre en la primaria, Adriana Calvo, con la que hice desde jardín hasta quinto grado y nos sentábamos juntos (toda una definición en sí de lo que "nos unía") que por su puesto no me reconoció y me miró con cara horrorizada pensando que era un aprovechador del momento para encararla con la excusa del fútbol.
En Corrientes y Esmeralda dos niñas mayores nos sonrieron y bailaron con nosotros al son de una banda de desaforados que le daban a los parches, bombos y redoblantes como si quisieran que se escucharan desde Colonia. Increíble... El campeonato del mundo lograba que hasta chicas más grandes que nosotros nos dieran bola...
Casi cuarenta años después vengo a descubrir que no fuimos nosotros quienes las deslumbramos por mérito propio... ¡Que tristeza! Nunca se lo revelé a Martín, a quien de grandes no vi nunca más, valga la aclaración.
Nosotros teníamos quince añitos, las chicas contaban con no menos de veinte y estaban para seguirlas caminando del Obelisco hasta el Palmar de Corrientes. Pero lo nuestro fue más modesto. Seguimos con la vista fíja en sus posaderas por Esmeralda hasta Santa Fe y desde ahí hasta el Botánico...
Un trámite para nosotros que eramos de caminar largo; total del Botánico llegamos hasta la Estación Tres de Febrero y probamos volvernos a casa cuando ya eran casi las once de la noche.
Los trenes volvían repletos. Tuvimos que ir en uno de vuelta a Retiro y desde allí salir en uno vacío.
Nos subieron gentilmente gracias a la masa informe que se formó con las seiscientas treinta almas que se metieron al vagón al mismo tiempo. Por efectos de la física yo terminé derecho en uno de los porta equipaje sobre los asientos entre la puerta y el cambio de vagón. Desde ahí vigilaba que la cabecita de Martín no se moviera de donde estaba, encajando entre otros cuarenta que ni se movían ni parecían respirar.
En San Martín todo volvió a la normalidad y pude bajar del porta. Volví a reunirme con mi amigo y tuvimos tiempo de programar que haríamos al día siguiente, el cual descontábamos no tendría la obligación de ir a clase (Ja!! nos metieron a todos de prepo al colegio a los gritos y a los empujones) pero nos equivocamos "La Susana" nombre popular con el cual se conocía a la jefa de preceptores del Comercial de Ballester, nos hizo ver que el encandilamiento de haber logrado el título mundial no tenía la misma influencia hipnótica sobre ella que en el resto de la masa mortal que habitaba Buenos Aires.
Al grito de "Vamos para adentro" y con ese mismo "Clarín", del cual la tapa abre la nota, hecho un canuto, "La Susana" nos daba ánimos a seguir sus ordenes ayudada por un par de machetazos aplicados a nuestras juveniles cabezas.
Recordé allí y ahora un pasaje célebre, de la no menos célebre "Mafalda", en el cual Felipe hacía referencia a la tonfa de la policía como "ese palito de abollar ideologías"...
Así esa mañana también gélida del 25 de junio de 1978, mientras a nosotros nos arreaban adentro del colegio a los clarinazos, esa tapa de diario esperaba a la gente en la calle y la recibía cálidamente con una de la pocas buenas noticias que compartíamos como sociedad por esos tiempos.
Creo recordar como única la sorpresa de ver  a tanta gente junta un lunes a la mañana andar por la calle con semejante sonrisa...



La tapa de "Siete Días", la "competencia" de "Gente,
hace alusión a una discusión instalada en esos días
acerca de una disputa dialéctica entre los medios nacionales
y los extranjeros respecto a un boicot sobre la organización
y el uso que de esta hacía el gobierno militar.

Más que una simple foto, un documento de época.
Festejo, frase de cabecera del momento y el Rastrojero
dando testimonio de nacionalidad.

Así se abría el Mundial de Fútbol,
con una exhibición de cientos de alumnos de escuelas secundarias
que hicieron un trabajo memorable.
Carlos Surra, el otro amigo inolvidable, fue de la partida
entre esos alumnos.


El afiche oficial y la mascota del Mundial


Los campeones al momento de la final...

...Y unos años, bastantes, después. Se ve a (de izq. a der.) Gallego, Villa, Luque, Menoti, Housemann,
Passarella, Bertoni, Saporiti, Oviedo, Tarantini, Ortiz, Filliol y Galvan, de los que veo y reconozco


Otra hermosa foto de la fiesta de apertura. En esa figura, Carlos Surra formaba parte de la letra N

Y para el cierre un número de la revista de Clemente que se editó en aquel tiempo.
Obvio que haciendo referencia a la discusión que dominaba: Clemente quería cancha
rebosante de festejo y papelitos, José María Muñóz, el relator de peso en ese momento, quería una cancha limpia, ordenada y casi que ir de traje al partido, acorde con el pensamiento dominante...

miércoles, 18 de junio de 2014

24 Season 9 - Jack Bauer Se Reinventa. Y No Lo Hace Mal.

Jack y Chloe tratando de ponerse a salvo. Esto recién empieza.


Pasaron ocho de las doce horas propuestas para esta nueva temporada, este nuevo día en la trajinada vida del agente Jack Bauer. Y a decir verdad, debo reconocer que dentro de lo esperable el planteo de la trama me ha atrapado una vez más.
Cuando como en mi caso uno ya es "veterano" de "24", con ocho sobre ocho temporadas vividas, hay que reconocer que es difícil buscar sorpresa, novedad o cosas nuevas. Es que la esencia de "24" es básicamente una fórmula y variar esa fórmula es variar el propio ADN de la serie. Entonces ¿cómo ser original sin repetirse y a la vez proponiendo algo novedoso?
No hay salida al planteo. 
Es como el perro que se muerde la cola o el famoso y conocido acertijo sobre que nació primero, si el huevo o la gallina. Así de difícil es resolverlo.




El Noveno Día

El Presidente Heller, un hombre con el destino marcado
El tema de la fórmula es clásico y conocido desde siempre. Alguien dijo que cuando los griegos inventaron el teatro, de ahí hasta acá ninguna historia es nueva. Los argumentos, los nudos y los desenlaces son siempre los mismos en su base. Lo que varía es su resignificación.
Y "24", como Bond u otras sagas y series, no zafa a esa regla. La pregunta que me hacía al iniciar este noveno día era ¿qué recursos utilizaran para no repetirse dentro de la repetición?
Y las respuestas llegan a partir de la cuarta hora para dar una vuelta de tuerca violenta en la octava, cuatro antes de terminar.
Obsérvese que no es casual que dichas vueltas caigan de manera matemática, hasta ahora, a partir del cuarto y octavo capítulo. El siguiente punto de giro será en el capítulo doce: el remate, el final.


Habiendo sido "24" pionera en apostar a una violencia subida de tono trece años atrás, hoy día y a medida que venimos hacia acá en el tiempo, vemos que muchas otras propuestas la superaron en ese y en otros temas. Ya lo he dicho en otras notas de este blog.
Los seriales vistos en los últimos tres o cuatro años han llevado el planteo de violencia explícita, sexo, sadismo y otras yerbas a niveles impensados cuando "24" asomaba en el horizonte.
Entonces en este punto, "24" elige como recurso volver sobre sí misma y jugar con lo ya conocido.
¿Última imagen del Presidente Heller?
Así como en "Game of Thrones" nadie escapa a su destino y los personajes desaparecen por más queridos que sean, en "24" a esta premisa se suma que viejos conocidos siempre vuelven y hacen sentir al espectador íntimo, perteneciente. Cuando David Palmer deja de ser presidente pero vuelve como asesor del despreciable Presidente Logan, todos suspiramos pensando que un personaje más equilibrado vendría a impartir justicia en medio del desorden. Error.
Del mismo modo, encontramos que era obvio ver al Secretario de Estado Heller convertido en Presidente de los Estados de la Unión, varios años después en la vida de Bauer.

Navarro, Jefe de la CIA en Londres. Un trucho importante.

¿Podrá rehacer su vida Audrey junto a Jack
después de tanto sufrimiento pasado?


No se como seguirá, pero el punto alto de espectacularidad que no me esperaba y me sorprendió quitándome el aliento, es el final de esta octava hora. Terrible. Devastador.
Lo primero que uno se dice es "No. Tiene que haber un error, un truco, una jugada de último minuto."
Pero parece que no. Que lo que es, es; según se ve en el adelanto del episodio 9 no hay lugar a dudas sobre lo que pasó.
En ese punto es en el que "24" se reinventa. Porque propone redoblar la apuesta haciendo que sus guionistas se jueguen y busquen desafíos más importantes para resolver. No por nada esta octava hora es escrita por el propio Robert Cochrane, uno de los creadores de la serie.
No contentos con las complicaciones que el uso de drones americanos para devastar suelo británico pueden acarrear, ahora lídian con un magnicidio y llevado a cabo de la manera más brutal e inimaginable.
¿Qué otra salida le queda a la Casa Blanca si no declarar una guerra abierta y total contra sus enemigos?
¿Será eso posible? No lo sabemos.

Hasta acá lo que sí podemos afirmar, es que los elementos utilizados para traer de vuelta la narrativa del reloj en tiempo real han sido certeros, usados con fino equilibrio y dosificados de forma muy inteligente.
Sigue siendo lo mismo, pero inoculado de diferente forma.
Los grandes desafíos de aquí en más:
¿Cómo descomprimirán la situación actual donde la presión ha alcanzado puntos álgidos?
¿Qué margen le queda a Bauer para operar? ¿Seguirá caminando por la delgada línea entre lo oficial y lo encubierto o de acá en adelante es como dice el avance del capítulo nueve: "payback"? Un término utilizado en el sentido de una "compensación" una especie de ojo por ojo.
Y lo más importante de todo... ¿Cual será el final de Bauer, si es que va a haber un final?
La Agente Kate Morgan ¿será la heredera de Bauer?

Algo ya adelanta Heller cuando le dice que, entre otras cosas que dejó para ser entegadas a su vice presidente, hay un indulto firmado para él de su puño y letra ¿Alcanzará eso para detener a los rusos? ¿Tendrán ganas los que quedan allá en Norteamérica tener a Jack de vuelta?
Sin dudas esos serán los motores que nos mantendrán en movimiento mientras desandamos el camino hasta que el reloj deje de contar y nos encontremos con el final de este día de doce horas en la vida del bueno de Jack Bauer.